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Tassara: el negocio más allá de la harina

También tiene expectativas en aumentar la participación de las exportaciones de harina en 2007. Planean invertir $ 15 millones en los próximos cinco años.

También tiene expectativas en aumentar la participación de las exportaciones de harina en 2007. Planean invertir $ 15 millones en los próximos cinco años.
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Ciento diez años después de su creación, los descendientes de Fortunato Tassara han trazado una reorientación del negocio que el pionero fundara en 1896, cuando puso en marcha su molino de la localidad de Junín.

Así, están pasando del core business molinero tradicional, procesar trigo para vender la harina por un lado y el afrechillo por el otro, a una complementación con la fabricación de alimentos balanceados para rumiantes y la venta de alimentos para mascotas.

La creación de la división balanceados significó la posibilidad de agregarle valor al afrechillo (el pelleteado del tegumento del trigo luego de la molienda y fuente de proteínas) convirtiéndolo en concentrados proteicos, lo cual incluye minerales, vitaminas, sales, etcétera.

El lanzamiento de esta línea de productos  le permitió a la empresa llegar directamente al productor ganadero, al tambero en primer término y al engordador en segundo, quienes lo utilizan para balancear la ración con fuentes de energía como el maíz.

El otro segmento que ofrece una posibilidad de negocios muy atractiva es el de alimentos para mascotas. Tassara lanzó la línea Colono, para perros y gatos, cuya producción por el momento está tercerizada, pero que tiene márgenes de rentabilidad muy interesantes, ya que quienes lo compran no están interesados en la conversión como sí lo están los ganaderos, y por ende están dispuestos a pagar precios superiores por unidad física, particularmente con los productos premiun. De todas formas, lo atractivo de este segmento de negocio se traduce en una competencia creciente entre empresas.

Con una facturación anual que ronda los $ 42 millones, los Tassara han trazado sus planes de crecimiento para este nuevo siglo de vida. Ya tienen compradas diez hectáreas en el parque industrial de Junín, con la idea de construir en una primera etapa la planta de elaboración de alimentos para animales monogástricos (cerdos, aves) y mascotas, que por una cuestión de seguridad sanitaria debe funcionar aparte de la de rumiantes.

La segunda fase implicará el traslado de la planta de balanceados para rumiantes y el molino harinero mismo, que debido al crecimiento del casco urbano ha quedado prácticamente en el centro de la ciudad.

Junto con esta etapa se planea duplicar la capacidad de acopio actual de granos, para llevarla a 40.000 toneladas.

Los planes de crecimiento tienen dos frentes principales: el primero es triplicar el volumen de balanceados de las actuales 1.500 toneladas a 4.500, volumen que incluye tanto a productos para rumiantes como  para monogástricos y mascotas.

El otro frente consiste en avanzar en el mercado de la exportación de harinas de trigo, a partir de la corrección que el Gobierno hizo de los derechos de exportación, unificándolos en 10% tanto para harinas como para premezclas, pero a la misma vez permitiendo  que se pueda exportar sin pagar las retenciones sobre el costo de industrialización, lo cual daría una retención efectiva en torno del 7,5%.

En total, el proyecto de expansión de esta empresa centenaria prevé una inversión de $ 15 millones, que se integraría en los próximos cinco años.

Un segmento que perdió atractivo

Juan Carlos Tassara, ingeniero industrial y gerente general de la empresa, sostiene que el negocio de la harina ha perdido atractivo en los últimos años básicamente por la entrada de nuevos jugadores que aprovecharon el diferencial del IVA para operar en la informalidad (compras y ventas en negro y âgrisâ), lo cual forzó una reacción del resto de la molinería a tener que bajar los precios.

Actualmente, el problema se concentra en la dificultad de poder trasladar los aumentos del precio del trigo al producto industrializado, por la presión del Gobierno a favor del control de la inflación.

âDe la ecuación histórica que era de un quintal de trigo igual a una bolsa de harina, hemos pasado a una relación de 0,75 a 1â, sostiene Diego Cifarelli, subgerente general de la compañía, para ilustrar el momento. âLa rentabilidad de la harina hoy es nula o negativaâ, agrega Tassara.

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