Alejandro Rodríguez, director de Rent a Bull, sostuvo que esta modalidad evita el lucro cesante que implica un toro en el campo, al permitir liberar superficie para otras producciones. También posibilita mejorar el manejo del campo: “Mediante el alquiler, desaparece una categoría problemática, que rompe instalaciones y que generalmente se encuentran en poca cantidad en un potrero grande”, sostuvo Rodríguez.
La firma Rent a Bull cuenta con tres sedes distribuidas en San Vicente, Coronel Pringles y Huinca Renancó (Córdoba) y comercializa toros generales, puro pedigrí y puros controlados de las razas Aberdeen Angus, Hereford y Shorthorn.
El volumen de animales alquilados por año es de aproximadamente 700, con una mayor salida de Angus negro y colorado. Además del alquiler, la empresa ofrece asesoramiento en materia genética. En caso de requerirlo, el productor puede recibir asesoramiento en planes de selección y programas de cruzamiento.
La vida útil de los reproductores destinados a servicio puede extenderse hasta las cinco temporadas, pero el promedio nacional, según señaló el director de Rent a Bull, es de tres años.
Se alquilan tres reproductores como mínimo, y el monto de la operación se fija en base a una cantidad predefinida de kilos de novillo, mientras que el tiempo de alquiler varía entre los 60 a 120 días, según lo decida el productor. Los valores oscilan entre el equivalente a 400 kilos de novillo, hasta 600 kilos para animales de pedigrí. “Si el cliente quiere financiar a varios meses, se fija el monto de la operación en función del precio del novillo en ese momento”, señaló Rodríguez.
Estos valores, además del servicio incluyen un seguro que cubre muerte o inutilización de los reproductores, además de un certificado negativo de brucelosis, campilobacteriosis y tricomoniasis.
Según la cantidad de animales alquilados y la distancia, también puede incluir el flete. Para más de 20 animales es libre, entre 10 y 19 se incluye uno de los viajes, y en menos de diez se prorratea.