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Varias estaciones de servicio no respetan los topes de Moreno

Comercio Interior estableció que el litro de súper no puede pasar los 8,6 pesos hasta el 25 de noviembre. Sin embargo, en la provincia se supera holgadamente ese número.

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Por Infocampo

Muchas de las bocas de expendio que venden naftas y gasoil en el conurbano bonaerense aumentaron sus precios por encima de los topes fijados por Moreno en abril, una decisión que extendió a principios de octubre hasta el 25 de noviembre.

En cambio, fueron más respetuosos de la orden las estaciones de la Capital, que si bien remarcaron en varias ocasiones sus pizarras, aún se mantienen -en la mayoría de los casos- dentro de los límites ordenados. Así surge de una recorrida de La Nación entre estaciones de servicio a uno y otro lado de la divisoria entre la provincia y la ciudad autónoma de Buenos Aires.

El 10 de abril, Moreno ordenó que los precios de las naftas y el gasoil no podían superar los valores del día anterior en cada una de las seis regiones en que dividió el país. De acuerdo con una notificación que envió la petrolera Axion (opera bajo la marca Esso) tiempo después a las estaciones de servicio de su bandera, los precios máximos para la zona seis, que incluye a la Capital y a la provincia de Buenos Aires, son de 8,6 pesos para el litro de nafta súper y de $ 8,95 en el caso de la premium.

La nafta súper en una estación Esso de Castelar, por caso, cuesta $ 8,609 el litro, por encima del límite establecido por Comercio Interior. En La Plata, un automovilista desprevenido puede llegar a pagar hasta $ 8,939 por el mismo insumo.

Según publicó La Nación, el caso más evidente es el de la premium, el producto más oneroso. En la zona oeste del conurbano bonaerense se ven precios variados. Los más altos van desde $ 9,299 hasta $ 9,499, que supera en un 6% el valor límite fijado por Moreno para ese combustible. Mientras que en La Plata se verificaron valores de hasta $ 9,599.

En general, las pizarras de las estaciones de servicio de la provincia muestran números variados, en muchos casos por encima de las referencias fijadas por Moreno. Suelen verse en bocas de expendio con las banderas de Esso, Petrobras, Shell y Oil, debido a su modalidad de comercialización. Esas petroleras venden los combustibles a las estaciones, que son las últimas capaces de decidir a qué precio lo venden, más allá de las sugerencias de las compañías que lo producen.

YPF, en cambio, lo hace en consignación. Eso le permite fijar los precios de venta para todo el país desde Puerto Madero. Es el motivo por el cual sus valores están cerca de los topes, pero no los superan.

En una de las principales compañías del sector reaccionaron con normalidad frente al incumplimiento de las estaciones. “Los precios máximos nunca corrieron y tampoco lo harán ahora. Es una decisión de los estacioneros. No hubo inspecciones. No hay control de precios si no se arma una lista antes de lanzar la medida”, explicaron.

Las cámaras que representan a los estacioneros tienen una mirada similar, aunque menos taxativa. “Hay bocas que no respetan los topes porque quedaron con un margen operativo muy bajo. Así es imposible funcionar”, reclamó Oscar Díaz, presidente de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines (Cecha). Para el directivo, como Moreno fijó precios máximos para la venta minorista, pero no para la mayorista, debieron aumentar ante los ajustes de las petroleras.

Los representantes de las bocas de expendio se lo plantearon a Moreno en reuniones que mantuvieron en las últimas semanas. La primera fue Rosario Sica, presidenta de la Federación de Empresarios de Combustibles de la República Argentina (Fecra), que representa a bocas de expendio en la ciudad, el conurbano y varias provincias. Moreno respondió al reclamo con una nueva aplicación de su método: les dijo que no estaba al tanto de ese problema, pero que se encargaría de controlar a las petroleras.

Aunque no lo dicen en voz alta, algunos referentes del sector consideran que Comercio Interior aflojó las riendas sobre los precios de las estaciones de servicio de manera planificada. “A él le interesa más lo que puedan hacer las grandes petroleras que las pymes”, vaticinó un empresario de trato frecuente con el secretario.

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