Según un informe realizado por la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (Aacrea), la investigación y el desarrollo son insumos básicos para el crecimiento del país.
El presupuesto dedicado a este campo, tanto público como privado, es bajo en comparación con otros países. En el 2003, la Argentina gastó u$s523 M , lo mismo o menos respecto de lo que invierten por año ciertas empresas internacionales como Monsanto, Bayer CropScience o Syngenta. Mientras, Brasil gasta u$S6.239 M anuales. El problema no radica sólo en una cuestión de presupuesto, ya que en la Argentina se requieren con urgencia nuevos investigadores. En el INTA, 50% de los técnicos tiene más de 55 años. En el Conicet, 70% tiene más de 40, y el 22%, más de 55 años. En la Facultad de Agronomía de la UBA, 78% posee más de 40 años y 20%, más de 55.
Esto significa que, en promedio, se necesitará un recambio de 39 investigadores por año en el INTA y de 10 en FAUBA, por ejemplo. “Hoy no estamos generando ese recambio y, con esto, hipotecamos parte de nuestro futuro”, destacó Teo Zorraquín, de Aacrea.