Todo parece indicar que el INTA celebrará el año próximo su cincuentenario con todos los popes. De aprobarse un presupuesto, que se debate estos días en el Congreso, dispondrá en 2006 de $ 400 millones para invertir en equipamiento como en sus recursos humanos. Así lo anunció el presidente de la institución, Carlos Cheppi, en el seminario “Innovación Tecnológica para la Competitividad y el Desarrollo Rural Sustentable” realizado esta semana en el hotel Sheraton, en Buenos Aires.
“Estamos ante un proceso fuerte de inversiones en áreas que imperiosamente necesitan modernizarse. Llegaremos a 300 proyectos el año que viene”, estimó Cheppi, y agregó que serán orientados a biotecnología, fitopatología, entomología, sustentabilidad ambiental y desarrollo rural.
El plan estratégico incluye también cambios en la forma de definir las prioridades en las que el INTA va a trabajar. “Hablamos de una matriz institucional diferente, de generar mayor democratización en la toma de decisiones, dándole lugar a la demanda coyuntural, y a largo plazo, de los productores, sin dejar de atender los lineamientos políticos nacionales. Este es el cambio más fuerte que se está planteando”, agregó.
Simulación de un pasado sin tecnología Eugenio Cap, director del Instituto de Economía y Sociología del INTA, presentó en el seminario un estudio de FAO en el que evaluó cómo hubiera sido la evolución agrícola entre 1961 y 2003 sin el aporte tecnológico. El resultado fue que se hubieran logrado 1.177 M/t menos que las obtenidas en 2004. También mostró que el precio del pan sin las innovaciones hubiera sido de $ 10 y que en los últimos 42 años la producción global aumentó un 200%.
Alexia Giménez
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