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Lo importante del agronegocio

Agroenergía, concentración y acceso a la tecnología son temas que marcan el escenario que se viene. El Dr. Martin es economista agrario de la Universidad de Purdue, en los EE.UU. Al parecer, en los Estados Unidos tienen los mismos problemas que en la Argentina respecto de la localización de producciones ganaderas intensivas, como feedlots, granjas porcinas y avícolas.

Agroenergía, concentración y acceso a la tecnología son temas que marcan el escenario que se viene. El Dr. Martin es economista agrario de la Universidad de Purdue, en los EE.UU. Al parecer, en los Estados Unidos tienen los mismos problemas que en la Argentina respecto de la localización de producciones ganaderas intensivas, como feedlots, granjas porcinas y avícolas.
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Por Infocampo

Marshall Martin es un académico de la universidad estadounidense de Purdue, que visitó la Argentina invitado por la Maestría de Agronegocios de la Universidad Austral.

Paralelamente a su presentación en el XV Congreso de Aapresid, dio una conferencia para la maestría, de la cual participó Infocampo, y cuyo título fue El Futuro de los Agronegocios y Posibles Escenarios para la Próxima Década.

El profesor Martin enumeró nueve puntos, que él considera los determinantes en la configuración del escenario de los agronegocios de aquí en adelante.

Si bien estos elementos tienen el punto de vista de los agronegocios en los Estados Unidos, resultan casi todos pertinentes para el análisis también en la Argentina. Veamos.

Concentración. Fue el primero de los abordados por Martin y se refiere a la tendencia creciente en materia de fusiones y adquisiciones en los agronegocios. Puntualmente, el académico citó dos ejemplos, ambos pertenecientes a los proveedores de insumos.

Por un lado mencionó la industria semillera, donde aparece Monsanto, reciente adquirente de Delta &Pine Land Co., una compañía que detenta el 50% del market share del mercado de semillas de algodón, de Seminis, que opera en el segmento de semillas hortícolas y de numerosos semilleros regionales.

De esta tendencia no escapan sus competidores, como Syngenta, que compró Golden Harvest, destacado en el mercado de maíz, o Dow Agroscience, que adquirió a Mycogen y Cargill Hybrids (habría que agregar Morgan, en la Argentina).

El otro ejemplo fue el de la maquinaria agrícola, con Case IH y Agco, como abanderados de este proceso de concentración, que los americanos denominan “consolidación”.

Por caso, Agco Corporation ha ido sumando marcas como Massey Ferguson (en 1994), Valtra (en 2004), Rogator y Terragator (2001 a Ag Chem Equipment) o Challenger (2002, a Caterpillar), mientras que Case IH compró International Harvester en 1985 y pasó a formar parte del grupo Case New Holland en 1999.

Un aspecto interesante es que Martín planteó el tema de concentración vinculado al acceso a la tecnología, ya que a medida que el proceso se acentúa la misma podría quedar en manos de monopolios.

El disertante planteó que es esperable que en el próximo decenio continúe el proceso de concentración en la industria de las semillas, que pequeñas compañías de biotecnología sean adquiridas por las grandes y que continúe la tendencia hacia el “control de la cadena de alimentos”.

Un aspecto que remarcó Martin es que en materia de bioenergía, ya se comienza a observar ventas de plantas de elaboración de bioetanol, de sus propietarios productores agrícolas a empresas petroleras.

La bioenergía fue precisamente otro de los puntos tocados por Martin. El académico remarcó que la meta establecida para 2017 por el gobierno de los EE.UU., de reemplazo de etanol por nafta, implicará alcanzar una oferta de 133.000 millones de litros del biocombustible para ese entonces.

Pero el maíz, del cual se destinará el 50% de la producción a esta industria, sólo aportará el 40% de ese volumen. El resto, dijo Martin, provendrá de biomasa celulósica.

Es tan vital el rol que jugará la biomasa, que este año la petrolera BP (British Petroleum) destinó u$s500 millones a la creación del Energy Biosciences Institute (Instituto de Bionergía), contando como socios a las universidades de Berkeley (California) e Illinois.

Martin también mostró las distintas visiones, a veces incluso encontradas, que se dan en las cadenas de agronegocios.

Por ejemplo, mientras el productor de maíz festeja los 3,50 dólares el bushel que vale el grano (equivale a unos 135 u$s/t), el criador de cerdos se pregunta cómo hará para tener rentabilidad con un maíz a este precio, cuando hasta el furor del bioetanol pagaba u$s2,25 el bushel (90 u$s/t).

Otra complejidad vinculada al bioetanol es la utilización del subproducto, denominado DDG. Es que mientras que el feedlotero lo puede utilizar sin dificultad, la cadena porcina tiene el desafío de ver cómo lo usa, ya que este ingrediente tiende a que la grasa de la carne se licue en la góndola (la carne aparece menos firme).

De los nueve puntos (ver cuadro en la página 12), vale la pena destacar otros dos:

1) El agua como un recurso escaso disputado entre varias actividades y;

2) La necesidad de inversión en transporte e infraestructura.

La visión de Martin en este punto fue más que interesante, ya que él plantea en tono de debate adónde debieran ir los subsidios que aplica el gobierno de los EE.UU., si a la producción o a la logística.

En este plano, la posición del académico puede resultar amigable con la visión que de los subsidios que se aplican en los países desarrollados tienen los productores de estas latitudes, ya que dio la impresión de que podía ser crítico del actual sistema.

Martin comentó que en su país se encuentra en pleno debate la Ley Agrícola (Farm Bill 2007), que ya cuenta con la media sanción de Diputados, y agregó que hay legisladores que sostienen que éste podría ser el momento, dado que los altos precios de los granos reducen las partidas para subsidios, para impulsar un cambio de dirección en la política agrícola.

A la hora de las preguntas del público (estaban presentes directivos de las empresas que apoyan la Maestría de Agronegocios de la Austral, que tiene como particularidad dictarse en Rosario), el invitado no evitó referirse a ninguno de los temas planteados.

Por caso, respecto de los derechos de propiedad intelectual, comentó que si bien hay que defenderlos, tampoco hay que irse al extremo de que se conviertan en barreras para el acceso a la tecnología.

También habló de los bonos de carbono, diciendo que en los Estados Unidos no es mucha la actividad relacionada con esta posibilidad de nuevos negocios.

Javier Preciado Patiño | jpreciado@infocampo.com.ar

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