Ya comenzada la campaña gruesa en todas las regiones, el panorama con respecto a la baja de los precios de los granos y el alto costo de los insumos hace afinar la lapicera a cada productor cambiando las estrategias productivas.
En este contexto, Infocampo entrevistó a Pablo López Anido, productor y asesor de Bandera, sudeste de Santiago del Estero, quien hace un repaso de las problemáticas actuales de la región del NEA y cómo se presenta este año.
-¿Qué dificultades está atravesando el productor?
-Entre las más importantes, se encuentra, en la parte agronómica, la problemática de malezas y el quiebre a diferentes eventos. En la parte económica, el alto costo de los fletes está repercutiendo negativamente al productor.
-En cuanto a las malezas a nivel general, ¿por qué creés que se dio?
-Este es un problema del sistema de producción y de los lotes (deterioro de los suelos). Las empresas dan soluciones muy parciales que a la larga terminan complicando aún más. Hay que repensar los últimos 20 años de siembra directa.
-¿Cuáles son las malezas más difíciles de controlar en la región?
-La principal es Papophorum y una variedad de gramíneas perennes. Además está el problema del sorgo de Alepo resistente, borreria y bonfrena. Todavía no llegó Amaranthus palmeri, pero esta campaña se detectó en un lote.
-La lista de malezas es muy larga, ¿cuál sería el motivo?
-Es porque los periodos de barbecho son muy largos. Por ejemplo, acá se siembra la soja en diciembre, pero no podemos adelantar la fecha porque es elevada la temperatura en enero/febrero y la oleaginosa no llena el grano de manera correcta. De todas maneras se implantó soja en octubre, pero no supera el 5% de la superficie total.
-¿Qué están haciendo productivamente para mermar este problema?
-Estamos ensayando con la Chacra Bandera en sembrar cultivos de cobertura en los barbechos. Probamos con varios cereales de invierno para evitar la proliferación de malezas. Los mismos son trigo, avena negra, avena blanca, centeno y cebada. Lo ideal sería tratar de intersembrar ya que no todos los otoños vamos a poder sembrar a fines de mayo/junio. Esto evitará hacer las aplicaciones. Estamos teniendo buenos resultados.
-El otro problema es el quiebre a las diferentes tecnologías.
-Sí. El año pasado hubo un quiebre en el evento Herculex por Spodeoptera (se siembra un 15% de la superficie con esta tecnología) donde ocasionó daños importantes. En esta campaña se teme que suceda lo mismo con Vt triple Pro. Es grave porque el producto no aguanta un aumento de costos. En soja está el problema de pseudoplusia, una ísoca muy difícil de controlar. El año pasado se lanzó Intacta, que va a aportar una solución durante algunos años pero hay que ver cuánto dura el evento.
-¿Creés que los refugios son una solución para no se quiebren más tecnologías?
-Primero hay que hacer un profundo cambio en la conciencia del productor. El refugio ayuda pero no alcanza, y además nos obligan a hacer algo que sabemos que se quiebra igual. También hay que evaluar que no hay un retorno económico cuando cuidás la tecnología. Por eso sería bueno que las empresas certifiquen a los productores para que los que hacen las cosas bien tengan un plus como una rebaja en la tecnología.
-Yendo directamente a la actual campaña, ¿qué es lo que se está observando en esa zona?
-Las perspectivas agronómicas para este año son buenas, porque los perfiles de humedad de los suelos son óptimos. Aquí predominan la soja y el maíz. Luego hay pocas hectáreas de girasol, un poco más de área de algodón y este año particularmente creció mucho el trigo. El año pasado hubo 45% de maíz y 50% de soja. Por cada hectárea de maíz había una de soja. Pero esta campaña se va a achicar la superficie de la gramínea, se hará el 50% con respecto al periodo anterior.
-¿Por qué ocurre esto?
-Hoy los números no dan. Los fletes y los costos de los insumos subieron. A pesar de que la campaña pasada los rindes de maíz superaron los 80 qq/ha y los de soja los 30 qq/ha, en materia de números se complicó. Hay campos que aún no se alquilaron.

