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Afirman que el progresivo aumento del dólar blue perjudicó las exportaciones

Desde mayo de 2012, cuando empezó a agrandarse la brecha con el oficial, las ventas al exterior se amesetaron. Hay subfacturación y diferimiento de operaciones.

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Por Infocampo

Un análisis de las ventas externas del país muestra el empeoramiento de las exportaciones desde mediados de 2012, cuando empezó a acelerarse la suba del dólar paralelo. En los últimos meses se exhibe una curva con pobres resultados de las exportaciones a partir de mayo, ya que desde junio el blue retomó el alza desde $ 7,90 hasta $ 9,50 en septiembre (último mes de referencia, más allá de los $ 10,10 de los últimos días), se explica en un estudio de la consultora Desarrollo de Negocios Internacionales (DNI).

“A medida que la cotización del denominado blue avanzó en los últimos tiempos, las ventas externas cayeron en el amesetamiento y la inestabilidad, en particular en los últimos meses”, comenta Marcelo Elizondo, director de DNI.

Según publicó La Nación, Desde mayo hasta septiembre de 2013, sólo en un mes las exportaciones fueron más altas que en el inmediato anterior. En el resto de esos meses siempre fueron más bajas.

De los últimos 4 meses medidos (junio, julio, agosto y septiembre), tres de ellos han mostrado exportaciones que, si bien reflejan alza en relación con el mismo mes del año anterior, muestran a la vez cifras de ventas externas más bajas que el mismo mes de 2011, lo que evidencia amesetamiento, pérdida de vigor e irregularidad.

Dante Sica, director de abeceb.com, dice que el esquema actual de diferentes tipos de cambio afecta la estructura de costos, porque los exportadores liquidan al tipo de cambio oficial, pero compran insumos y servicios al costo del dólar paralelo. “Entonces sus ingresos están atados al tipo de cambio oficial menos la retención, y los egresos están más ligados al paralelo, lo que les genera pérdida de competitividad”, explica.

Para Elizondo, lo que ocurre es que el desdoblamiento cambiario “de hecho” genera expectativas que desalientan comportamientos de largo plazo de los exportadores, desincentiva operaciones internacionales que se someten a un reconocimiento de un tipo de cambio oficial inferior al que los actores económicos perciben como “de mercado” y lleva a quienes pueden diferir ventas o liquidaciones a hacerlo, a la espera de una mejora del tipo de cambio oficial que siga a la evolución del paralelo. 
A su vez, advierte el consultor, esta coyuntura conspira contra las cuatro garantías que el entorno de negocios debe ofrecer a los actores económicos, que son estabilidad, previsibilidad, simplicidad y baja aleatoriedad.

En la soja, el producto estrella de las exportaciones argentinas, se ve claramente esta realidad. Santiago del Solar, productor agropecuario de Rojas, provincia de Buenos Aires, señala que, según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires y la Bolsa de Comercio de Rosario, 2012 es uno de los años en los que más se retuvo esta oleaginosa y más se difirió su venta.

Así es como el productor argentino este año vendió 70% de la soja cosechada en el periodo abril/mayo de 2013, mientras que el año pasado para esa misma época ya había comercializado 84 por ciento. “El productor sabe que el Gobierno va a mantener siempre abierta la exportación de soja, por eso busca la manera de vender gradualmente la cosecha para aprovechar la suba del tipo de cambio y protegerse de la inflación”, acota Del Solar.

En tanto, Sica señala que la brecha junto con la depreciación diaria es lo que más incentiva a que el productor piense cada día que se va a venir un ajuste, por lo que retiene el producto y no la exporta, con la esperanza de salir beneficiado con una mejor ecuación de precios en el futuro.

Además, el aumento de la brecha cambiaria induce a otros comportamientos de los exportadores, que también pegan en la balanza comercial y el ingreso de divisas. Como explica Sica, a medida que se hace más amplia la diferencia entre la cotización oficial y la paralela, no sólo se afecta a los mercados activos, sino a los de flujo, especialmente aquellos que dependen de los precios internacionales.

“¿En qué te afecta la brecha?”, se pregunta Sica. “En que aumenta el premio a la evasión”, se responde. Para este economista, cuando la brecha es chica (10%, por ejemplo), hacer operaciones con subfacturación tiene un costo que no conviene. Ahora, cuando la brecha es ancha, pero además es duradera en el tiempo, el “premio” es mayor. Entonces, el exportador tiene una propensión mayor a hacerlo y a buscar hacerse de divisas en el mercado oficial para venderlas en el blue.

En el trabajo de DNI se destaca que, en estos días de nueva escalada del valor del dólar blue, según lo referido por publicaciones que registran su cotización (como ACM o eldolarblue.net), resulta claro que hay un vínculo de retroalimentación entre el alza del valor de la divisa en el mercado informal y el resultado (deficiente) de las exportaciones, mes a mes (ver infografía).

Sin perjuicio de otros motivos que explican que las exportaciones argentinas no logran volver a subir con fuerza, el marco de referencia cambiario aparece en los registros como un elemento que afecta las ventas externas. “En el período que abarca un año, entre octubre de 2012 y septiembre de 2013 las exportaciones sólo superan al mismo período de 12 meses antes en sólo 600 millones de dólares, ya que 2012 había sido un mal año”, se consigna en el estudio de DNI.

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