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Agricultura es gestionar energía solar

Posiblemente esta crisis que está pasando “el campo”, que para algunos no es tal, no tenga tanta relación con las políticas oficiales o con las relaciones de precios entre insumos y granos, como se piensa. Tal vez nos encontremos transitando una profunda transformación global del concepto de producción de alimentos, en el marco mucho más... Read more »

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Por Infocampo

Posiblemente esta crisis que está pasando “el campo”, que para algunos no es tal, no tenga tanta relación con las políticas oficiales o con las relaciones de precios entre insumos y granos, como se piensa.

Tal vez nos encontremos transitando una profunda transformación global del concepto de producción de alimentos, en el marco mucho más amplio de la producción y administración de la energía.

De confirmarse esta hipótesis, la mala noticia es que no habrá nadie a quien culpar.

En las siguientes líneas me quiero referir a dos cuestiones: la agricultura como administración de la energía solar, y el cambio en la escala de la empresa agropecuaria.

En esta edición de Infocampo presentamos una entrevista al empresario agroindustrial Roberto Guercetti, un hombre que se le animó al negocio y va por su segunda planta de producción de balanceados.

Comentaba el entrevistado que en la cuenca lechera de Villa María (Córdoba), los tambos se están cerrando no tanto porque no tengan rentabilidad sino porque se consigue más dinero alquilándolos para soja o para maní, cultivo para el cual se llegan a pagar alquileres de 25 quintales de soja.

Pero no es que las vacas se estén vendiendo, sino que se reabsorben en tambos de mayor escala.

Se trata de una tendencia que se verifica desde hace años en los Estados Unidos y en la Argentina: una producción láctea similar o creciente, pero en manos de menos tamberos.

Al mismo tiempo, y tanto en la ganadería de carne como en la lechera se percibe una creciente tendencia a la intensificación.

El caso paradigmático es el megaproyecto de Adeco Agro, de tambos estabulados, donde las vacas son alimentadas con ración en forma permanente, y con una escala final de 45.000 animales en ordeñe.

Para tener una idea de magnitud, de concretarse el proyecto (se integra en módulos de 3.000) esta sola empresa reemplazará a 300 tamberos de 150 vacas en ordeñe cada uno.

Pero el punto acá es la estabulación de la hacienda, lo que ya está ocurriendo masivamente con el feedlot en la ganadería de carne y que pronto va a llegar también a la recría. Es que posiblemente el gran cambio de fondo de la agricultura moderna sea la gestión de la energía solar y el agua que llegan al lote.

Si de lo que se trata es de sacar del lote hidratos de carbono y proteína para comerla directamente o alimentar animales, ¿por qué tener una pastura que da como mucho 10.000 kilos de materia seca por año si con un silaje de maíz o sorgo se puede llegar a 30.000 kilos?

¿Por qué darle una hectárea de campo natural o raigrás a una vaca de cría, para que en promedio dé menos de un ternero (720 $/ha), si en la loma se puede hacer una soja de 2.000 kg/ha que factura $1.800 en seis meses?

Es impactante ver la cantidad creciente de feedlots que están ingresando al sistema de compensaciones de la Oncca.

Ya hay 400 cobrando y 100 más en lista de espera. Se habla de que podría llegar a 700 en cualquier momento.

Lo que está desnudando este dato es que con este valor de la tierra ya no cierra darle una hectárea a un novillo para que paste, sino que hay que producir toda la materia verde que se pueda y hacer luego una alimentación artificial.

La agricultura puede interpretarse como la administración de los recursos luz y agua (de lluvia) sobre una superficie que actúa básicamente como sostén físico para colocar las máquinas de transformación, los vegetales.

En algunas zonas se pueden colocar plantas con el solo objeto de producir celulosa para generar bioenergía. En otras, plantas que produzcan hidratos de carbono digeribles por los animales (cereales) y en otros cultivos oleaginosos, proveedores de proteínas y aceites.

Incluso en esta línea está el proyecto Desertec de la Unión Europea: cubrir una mínima superficie del desierto del Sahara con colectores solares, para generar energía eléctrica que luego se transporte al continente y desalinizar agua. Es un gran desafío para la humanidad, que está siendo liderado por quienes forman el Club de Roma.

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