Argelia, país que siguió un errático rumbo político y económico desde que se independizó de Francia en 1962, se está transformando en un disputado mercado para los principales productores mundiales de commodities.
A la intención de Estados Unidos de firmar un tratado de libre comercio con los países norafricanos, se sumó la decisión de Brasil de intensificar los lazos comerciales de ese país. De hecho, el presidente Lula tiene planificado un viaje a Argelia los primeros días de febrero.
“Todo lo que compramos en el norte lo podemos comprar en el sur, más barato y sin soportar condiciones políticas”, dijo el presidente argelino Abdelaziz Bouteflika el año pasado en San Pablo, donde firmó una carta de intención para que su país sea la cabecera norafricana de los productos agropecuarios brasileños. El país africano enfrenta un déficit crónico en su producción de alimentos; anualmente importa cerca de 4 M/t de trigo candeal, trigo pan, maíz y otros granos. La Argentina le exportó 350.000 t de trigo en 2004, y 800.000 t de maíz en 2005. Este año podría superar esos volúmenes, a expensas de Francia, su principal proveedor.
Las ventas totales de la Argentina a la región promedian los u$s 400 M anuales, y comprenden, entre otros productos, maíz, aceites, pellets, lácteos y carnes bovinas.
Argelia ofrece una importante oportunidad para las carnes. Hasta el surgimiento de la aftosa en Brasil, era el cuarto cliente de ese país, que le enviaba anualmente distintos cortes por casi u$s 80 M.
El 80% de la superficie argelina es desértica, pese a lo cual tiene 8 M de ha sembradas con trigo, cebada, centeno, cítricos, uvas, tabaco y olivos.
Sebastián Masana
Especial para Infocampo
