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Avanza el maíz resistente al mal de Río IV

Hopp es coordinador del Área Estratégica de Biología Molecular, Bioinformática y Génetica Avanzada del Inta Castelar. Desde su laboratorio, cuenta los últimos avances logrados en trabajos con girasol, maíz y sorgo.

Hopp es coordinador del Área Estratégica de Biología Molecular, Bioinformática y Génetica Avanzada del Inta Castelar. Desde su laboratorio, cuenta los últimos avances logrados en trabajos con girasol, maíz y sorgo.
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Por Infocampo

-¿Cómo ve la investigación en el país?

-Despareja, en el sentido en que hay algunos centros donde se están haciendo investigaciones de punta, realmente importantes, y otros lugares siguen con las carencias de siempre.

-¿Se realizan proyectos en forma vinculada con privados?

-Sí, hay algunas relaciones. Por ejemplo, nuestro laboratorio tiene convenio para la resistencia al mal de Río Cuarto en maíz con la empresa Bioceres. Es un proyecto casi finalizado, ahora estamos con ensayos a campo -la empresa decidirá sobre que germoplasma se incorpora el transgen- y también en algunos temas de girasol hemos tenido apoyo técnico de Advanta, que opera en la Argentina y en buena parte del mundo en esta oleaginosa

-¿Qué avances tienen en el tema del mal de Río Cuarto?

-El Inta desarrolló una serie de genes que confieren resistencia al mal de Río Cuarto por transgénesis y esos genes están patentados desde hace ya cuatro o cinco años. Se incorporaron estos genes en el maíz y este es el segundo año de ensayos en plantas transgénicas a campo. Ahora falta que se avance con el sistema regulatorio, primero ver que funcione muy bien a campo con todos los trámites con la Conabia, después se harán los ensayos que piden las autoridades regulatorias de impacto a nivel de salud humana y animal. En fin, eso lleva tiempo.

-¿Cómo es el trabajo en girasol?

-Nuestro grupo trabaja muy fuerte a nivel internacional en lo que es genómica de girasol. Elegimos este cultivo por varios motivos, porque hay que buscar alternativas para el productor económicamente viables para hacerlo competitivo frente a la soja. Esto no quita que también debería haber algún grupo dedicado a una planta que económicamente es tan importante en el país, como es la soja.

-¿En qué se enfoca la investigación genómica de girasol?

-Primero recopilarmos mucha información básica, estamos haciendo algo parecido a un proyecto de secuenciación genómica porque a diferencia de otros cultivos, no hay quien está tomando este tema. Y dentro de esta secuenciación genómica estamos encontrando muchos genes que son muy interesantes, dentro de los cuales estamos enfocados en los que tienen que ver con resistencia a estrés biótico y abiótico, que son dos de las limitantes más impotantes que tiene hoy el cultivo y son las que podemos abarcar.

-¿Van a tener una mapa genético del girasol como de la Arabidopsis thaliana?

-Sí, es exactamente eso. La única diferencia es que nosotros no secuenciamos el genoma completo porque el de girasol es más grande que el genoma humano y no tenemos los recursos para ello. Tenemos 60.000 secuencias, lo que hacemos es secuenciar aquellas que se transcriben, es decir aquellas secuencias que se expresan en la planta y no aquellas no codificantes, que no pertenecen a genes. O sea que no es una secuenciación completa, sino de aquello que es importante desde el punto de vista del conocimiento. Esto está unido a un proyecto de mapeo físico y genético que hacemos con el Inta Balcarce.

-Tiene 60.000 secuenciaciones.

-Sí 60.000 secuenciados, lo que no significa que sean 60.000 genes. En todas las plantas hay entre 30.000 y 40.000 genes, es muy probable que haya información redundante y que haya otra que falte, pero a veces no es tan importante tenerlo todo, sino los genes que interesan y como muestra es más que suficiente.

-¿Cuándo culminarían con la secuenciación?

-Nuestra etapa ya está concluida. Lo que queremos ahora es desarrollar las herramientas que sirvan para hacer uso de esa información. Hay dos etapas, una es recopilar la información básica y la otra es hacerle un uso aplicado y en esa etapa estamos ahora, que la podemos llevar adelante con los chips de ADN.

-¿Hay algún otro desarrollo por ingeniería genética, como en su momento fue la resistencia al glifosato?

-Sí, nosotros seguimos trabajando en esas líneas, justamente del girasol hemos aislado unos cuantos genes interesantes, que en una de esas favorecen al competidor, a la soja. Por ejemplo, hemos aislado un gen potencialemente con resistencia a esclerotinia.

-¿El gen de resistencia a esclerotinia está dentro del genoma del girasol o viene de otra especie?

-El Inta Balcarce tiene una serie de líneas que son tolerantes a esclerotinia. Junto con el proyecto genómico vimos qué cosas están cambiadas en estas líneas tolerantes y de los genes que vimos que responden a esclerotinia, que obviamente están cambiados en las tolerantes respecto de las normales, encontramos algunos que están descriptos en otro sistema, como que podrían dar tolerancia o resistencia a enfermedades fúngicas, los clonamos y estamos por obtener algunas plantas transgénicas con eso para confirmar su funcionalidad.

-¿O sea que esto sería a modo de prueba, pero están transfiriendo ese gen hallado en girasol a soja?

-Así es, todavía no lo hicimos pero estamos planeando hacerlo.

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