La decisión de la empresa alemana se basa en la “falta de aceptación en muchos lugares de Europa por parte de la mayoría de consumidores, agricultores y políticos”. Aún así la firma ratificó su convencimiento acerca de que “la biotecnología vegetal es una tecnología clave para el siglo XXI”.
La UE autorizó el año pasado, pese a la polémica y el amplio rechazo social en la mayoría de Estados miembros, el cultivo en territorio comunitario de la patata transgénica Amflora. Pero la empresa adelantó que detendrá su producción y comercialización.