La compra de productos “caseros” o “artesanales”, fabricados sin el mínimo control y sin especificar qué es lo que contienen, se ha convertido en una moda que afecta directamente a la salud de la población.
De acuerdo con los datos suministrados por Senasa, en el 2004 se han registrado 754 casos de triquinosis, enfermedad transmitida por productos fabricados con cerdos que no han sido controlados . En nuestro país es posible detectarla en las provincias de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, San Luis, La Pampa y toda la región Patagónica. Por la frecuencia con que se detectan afecciones humanas se la considera endémica en la provincia de Buenos Aires.
Es por esto que la Cámara Argentina de la Industria del Chacinado y Afines (Caicha) comenzó una campaña de concienciación para que la población compre productos certificados y aprenda a leer los rótulos de éstos, así como lee el vencimiento de los lácteos, para saber sobre su composición.
Este rótulo tiene que indicar: la denominación del producto; el contenido neto o la indicación “venta al peso”; el nombre y dirección del elaborador con todos sus números de registros de identificación correspondientes, tanto del producto como del establecimiento; la fecha de vencimiento; las condiciones de mantenimiento, y la lista de ingredientes y aditivos ordenados en forma decreciente de composición e indicando en el caso de los aditivos, la función principal en el alimento.
Organismos de control y sanitarios y de defensa de consumidores coinciden con Caicha en que es totalmente seguro consumir productos elaborados en establecimientos industriales controlados, no sólo por la triquinosis, sino porque además pueden existir contaminaciones vinculadas con una mala elaboración, ruptura de la cadena de frío o haber utilizado aguas contaminadas en su proceso.
