Tras ocho años de estudios, científicos del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) determinaron que los animales que son frecuentemente mordidos por el vampiro común (Desmodus rotundus) pueden volverse inmunes a la rabia paresiante, lo que constituye un importante hallazgo, pues hasta la fecha no se había observado una relación de tipo inmunológico entre mamíferos.
La metodología utilizada en este estudio y los resultados obtenidos serán publicados en octubre próximo en el Journal of Mammalogy bajo el título: Acquired resistance to saliva anticoagulants by prey previously fed upon by vampire bats (Desmodus rotundus): evidence for immune response.
La rabia paresiante, también denominada rabia paralítica, es una enfermedad infecciosa que afecta a todos los animales de sangre caliente y es transmitida por mordeduras de murciélagos. Es endémica en zonas tropicales y en la Argentina está presente en las provincias del norte. Los signos clínicos aparecen después de un período promedio de incubación de tres semanas y comienzan con debilidad de los miembros posteriores, combamiento y balanceo de los cuartos traseros al caminar, sigue con incoordinación de movimientos y salivación. Luego el animal se echa, comienza la parálisis progresiva y la incapacidad para levantarse. La muerte llega después de cinco o seis días de manifestarse los síntomas clínicos.
Hasta el momento, no hay tratamiento eficaz, solo el aislamiento de los animales sospechados y confirmación post morten a partir de la necropsia que debe ser realizada por un profesional veterinario con la posterior remisión de muestras de tejido nervioso y la denuncia del caso a la entidad sanitaria correspondiente. La prevención se realiza vacunando a los animales en las zonas endémicas con vacunas a virus muerto neutralizadas.
En su investigación, Del Pietro y Russo demuestran que los bovinos, equinos, porcinos, ovinos y caprinos, frecuentemente mordidos por el vampiro común, incrementan su resistencia a los anticoagulantes de la saliva de ésta especie de murciélago, razón por la cual sugieren la existencia de una respuesta inmune eficaz.
‘Estas observaciones se efectuaron en la naturaleza y experimentalmente en el laboratorio, para lo que hubo que desarrollar y poner a punto nuevas metodologías, actividad que implicó más de ocho años de intenso trabajo’, explicó Delpietro.
‘En el Laboratorio Regional Posadas ‘amplía Russo’hemos logrado, por medio de inoculaciones de saliva de vampiros, incrementar experimentalmente la resistencia de ovinos a los anticoagulantes de la saliva del murciélago.’
“El valor científico de esta investigación ‘retoma Delpietro’ es que los resultados obtenidos permiten vislumbrar la posibilidad de lograr en el futuro una alternativa inmunológica para el control del vampiro, para lo cuál este trabajo constituye el primer paso.”
Jorge Amaya, presidente del Senasa, destacó el hallazgo científico realizado por los profesionales del Organismo y puso de manifiesto que ‘es también una muestra del potencial de los trabajadores del Servicio’ al tiempo que recordó la ‘decisión estratégica implementada en el Organismo, de priorizar los recursos humanos más capacitados, y fomentar el conocimiento en todo el personal bajo fuertes lineamientos, de mejora continua de la gestión’.
El titular del Senasa agregó que ‘la capacitación de la gente del Senasa es uno de los ejes estratégicos que estamos concretando para transformarlo en un organismo de excelencia científico-técnica, pues sus ventajas competitivas están dadas por los conocimientos y habilidades de sus profesionales, técnicos, paratécnicos y empleados’
En tal sentido, Amaya dijo que ‘para priorizar la capacidad técnica estamos cambiando los sistemas estructurados alrededor del control final de los productos por sistemas basados en el control de procesos. Es decir, trabajar en la prevención, con capacidad de planificación y anticipación, con coherencia normativa y, fundamentalmente, impulsando la trazabilidad en todos los renglones de la producción alimentaria’.
‘Así, a nuestro entender, el Estado asume de mejor manera su obligación de atender la sanidad y calidad de la producción agroalimentaria’.