El 60 % de la región cuyana pertenece a la llanura árida, un área donde las lluvias no superan los 450 mm anuales y que, pese a las condiciones de sequía, la producción ganadera fue en crecimiento durante los últimos 50 años y hoy supera las 2 millones de cabezas. Técnicos del INTA destacan el potencial de la zona y recomiendan el manejo del pastizal como estrategia para aumentar la productividad de los rodeos y asegurar la sustentabilidad del sistema.
“El manejo de los pastizales tiene un rol estratégico para la ganadería bovina de cría y permite ajustar la carga animal para que el sistema sea sustentable y rentable en el tiempo”, afirmó Oscar Terenti, especialista del INTA San Luis.
En Cuyo, la llanura árida –cálida– abarca el oeste de San Luis y las provincias de La Rioja, San Juan y Mendoza y tiene precipitaciones concentradas en verano, las cuales aumentan de oeste a este con registros que oscilan entre los 150 y 450 mm anuales. “En línea con las lluvias, la producción de forraje constituye un sistema estival y exige una planificación para el invierno”, explicó el técnico.
Terenti sugirió planificar los lotes en pastoreo y en descanso a fin de asegurar la disponibilidad de alimento a lo largo de todo el año con una adecuada carga animal. “Es conveniente dividir el establecimiento en lotes de uso estival e invernal, donde el crecimiento acumulado de forraje está seco y se utiliza en estado diferido”, acentuó.
Según datos publicados por el Senasa, el stock ganadero en la región cuyana se duplicó entre 1947 y 2013 hasta alcanzar las 2,1 millones de cabezas en el último año. Por su parte, la participación en el stock nacional registra un promedio histórico del 3 %.