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Comienza la etapa final del juicio a Jaime

Finalizaron las declaraciones de todos los testigos en el caso en el que se acusa a Jaime por el intento de robar pruebas. Llegó el turno de los alegatos de la fiscalía y la defensa.

infocampo
Por Infocampo

Terminó el desfile de testigos en el juicio contra Ricardo Jaime por la tentativa de robo de pruebas en un allanamiento. Luego de la última declaración comienza al tramo final del juicio oral y público y, han comenzado los alegatos de la defensa y de la acusación, según publica Infobae.

Cuando se inició la jornada, pasadas las 9, Jaime pidió hacer algunas aclaraciones. El ex funcionario kirchnerista intentó restarle importancia, desde el punto de vista de la investigación por su enriquecimiento ilícito, a las tarjetas que lo identificaban como Director Ejecutivo de la empresa Cerro Motos.

Jaime dijo que no hubo datos en su imputación por enriquecimiento ilícito que se refirieran a Cerro Motos. Aquel día, además de allanar la casa de su hija Julieta, se había ordenado un procedimiento en la concesionaria Cerro Autos, empresa asociada a Cerro Motos. Jaime intentó quitarle valor a las pruebas que se intentó robar Jaime y que lo vinculaban con una compañía en la que había trabajado Santiago De Vido, hijo del ministro de Planificación Julio De Vido, quien era el jefe funcional del ex secretario de Transporte.  La Justicia por entonces buscaba datos acerca de un auto que usaba Julieta Jaime y que estaba a nombre de Cerro Motos.

Cuando le preguntaron si había relación entre Cerro Motos y Cerro Autos-empresas que se llama n igual y que compartían predio y oficinas- Jaime dudó. Dijo no conocer la composición societaria pero creía que Claudio Barrera, estaba en ambas empresas. Barrera es un empresario con enormes contactos con el kirchnerismo cordobés y por eso en su empresa trabajó uno de los prósperos hijos del ministro De Vido.

Después de Jaime declaró uno de los policías federales que participó del procedimiento. El cabo primero Ezequiel Prada recordó que su superior aquel día, el principal Miguel Ángel Maidana había comentado el episodio del intento de robo de las tarjetas con la contadora Eleonora Feser, enviada desde Buenos Aires por el fiscal Carlos Rívolo. Dijo también que vio a Jaime cerca de la mesa donde estaba el material que se incautó en el procedimiento.

Luego fue el turno de los dos vecinos de la casa de la hija de Jaime que acompañaron a las autoridades policiales y judiciales en el allanamiento. El primero fue Miguel Ángel Espíndola quien vio a Jaime merodear por la cocina y el living de la casa y que no vio tarjetas personales. El segundo de los testigos de aquel procedimiento de junio de 2010 era por entonces y en la actualidad el jardinero y piletero de la casa de la hija de Jaime. Es extraño que la policía haya puesto como testigo a alguien que conoce y trabaja para la gente que fue allanada. Sabilio Velázquez, de él se trata, aún tiene llaves de la casa de la hija de Jaime, y aseguró que lo ha visto a Jaime un par de veces. Contó que la hija de Jaime le pidió que cuando llegara la policía, el abriera la puerta. Es decir que los Jaime sabían perfectamente que iban a allanarle la casa. Por eso, por ejemplo, estaban tapadas las conexiones de Internet con  almohadones y casualmente, no había ninguna computadora en la residencia. El jardinero fiel dijo que se lacraron los sobres con las pruebas y que no hubo ningún incidente durante el procedimiento. Fue la única persona que habló del lacre, un dato que nadie había relatado durante el juicio. Otro de los testigos dijo que los sobres se habían cerrado con “adhesivo”. Cuando los sobres llegaron a Buenos Aires faltaban las tarjetas que lo ponían a Jaime como ejecutivo de una empresa en un período de tiempo en el que todavía podía ser investigado por su enriquecimiento.

En minutos comienzan los alegatos. Habla el fiscal Maximiliano Hairabedían quien acusa a Jaime y luego Marcelo Brito, el defensor especializado en fango procesal.

Dos curiosidades de la audiencia de hoy. Brito y alguno de los jueces, cuando se referían a la contadora Feser-quien halló las tarjetas en una campera de cuero costosa de Jaime- la llamaban “persona de sexo femenino” o “esa mujer”, como el título del maravilloso cuento de Rodolfo Walsh sobre Eva Perón. Ayer, uno de los integrantes del Tribunal, José María Pérez Villalobo la había destratado durante la declaración a punto tal que el fiscal protestó por ello. El juez dijo hoy por la mañana que le había pedido disculpas a la testigo.

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