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Cómo aprovechar verdeos de invierno

Con una implantación temprana del forraje y una densidad de siembra de 80 a 100 kilos/ha, se pueden alimentar a 1.000 terneros en una superficie de 100 ha.

Con una implantación temprana del forraje y una densidad de siembra de 80 a 100 kilos/ha, se pueden alimentar a 1.000 terneros en una superficie de 100 ha.
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Por Infocampo

Con un planteo forrajero basado en verdeos como cebada forrajera, avena y raigrás anual, entre los meses de mayo y agosto es posible sostener 1.000 terneros de destete, durante 100 días y en una superficie de 100 ha de verdeo.

En diálogo con Infocampo, el ingeniero agrónomo Alberto Allasia, del Inta Benito Juárez, explicó que para alcanzar esta cifra, el verdeo debe tener un porcentaje de materia seca de 22 a 28%, una digestibilidad en materia seca de 72 a 80% y un 13% de proteína en siembra convencional.

En estos verdeos de invierno, la densidad de siembra recomendable es de 80-100 kilos/ha: “Si se reduce esta densidad a la mitad, se puede aprovechar esta operación para incluir pasturas permanentes”, destacó Allasia.

Para alcanzar buenos resultados, se debe combinar el manejo de pastoreo con densidades bajas de siembra. El profesional explicó que para esta producción de forraje se debe priorizar el macollaje de las plantas, antes que los kilos de semilla a sembrar.

Otro aspecto a tener en cuenta es la fecha de siembra, que debe ser durante los primeros días de enero. En el caso de la avena, una adecuada fecha de implantación permite, para principios del mes de mayo, que la gramínea llegue pre-espigada.

Mediante este planteo, y con un ternero de 200 kilos que consume alrededor de 4,5 kilos/día de materia seca, se puede superar los 400 kilos anuales por ha de producción de carne. “Con una suplementación energética de 0,5-0,75% del peso vivo, se pueden alcanzar los 600 kilos anuales por hectárea. En el caso de vacas de parición, se pueden alimentar hasta 340 vacas”, sostuvo.

El primer pastoreo es fundamental en el desarrollo de estos verdeos invernales, y debe realizarse entre los 15 a 25 días posteriores a la siembra.

“Este pastoreo, con el verdeo en dos a cuatro hojas, debe realizarse en el menor tiempo, y lo más bajo posible, exigiendo alta carga con los vacunos disponibles, sea con terneros de destete o vacas de cría”, destacó Allasia. A la hora de implantar estos forrajes, el profesional remarcó que los factores climáticos y, sobre todo, los errores de manejo disminuyen su efectividad: “Algunos de los problemas habituales son la implementación tardía y los ataques de enfermedad de hoja, que alteran la calidad y palatabilidad del forraje”, sostuvo.

Implementación Este proceso se puede articular en tres etapas. En una primera instancia se inicia el pastoreo en los meses de abril y mayo con cebada forrajera, por su precocidad y mayor tolerancia a suelos alcalinos. En una segunda etapa, la avena abarca el período de mayo a julio: “Mantiene la calidad y una buena resistencia a las enfermedades de soja”, sostuvo Allasia.

En una tercera etapa, el raigrás anual permite extender el pastoreo después del mes de agosto.

La correcta implantación de estos verdeos invernales posibilita, en menor tiempo, el grado de terminación de los animales con destino de mercado. En inviernos sin rigurosidad climática extrema permite diversificar la producción, orientando una parte de esta superficie sembrada a la cosecha. “Su producción primaveral también puede tener destino de reserva forrajera, como fardos y rollos.”

Allasia explicó que otra práctica de manejo recomendable es, luego del primer pastoreo, posibilitar el máximo desarrollo de los forrajes, e iniciar el consumo a fines de abril o principios de mayo: “De esta manera, el rodeo cuenta con una oferta de forraje superior a los 5.000 kg/ha”, destacó el profesional. En caso de recolección, como su cosecha es anterior al resto de los cereales, la avena permite un ingreso de recursos económicos: “Este mismo grano, además de convertirse en reserva forrajera, puede emplearse para la alimentación de ganado e incluso como semilla”, explicó.

El profesional destacó que la avena es un cultivo ideal para realizar verdeos de invierno, por su plasticidad a la hora de la siembra. Es una gramínea que puede implantarse con  las labores clásicas de aradas, rastrsadas y siembra, o con una simple remoción superficial del suelo.

Andrés Lobato

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