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El presidente de Aapresid fue a Agritechnica y quedó preocupado: “Siguen apostando a la labranza”

Marcelo Torres recorrió la muestra en Hannover y se mostró impactado por la gran cantidad de maquinaria que remueve la tierra. “¿Por qué no quieren adoptar la siembra directa? No tengo respuesta”, señaló.

Favio Re
Por Favio
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Tras haber consolidado a la siembra directa como una tecnología adoptada en más del 90% de las hectáreas en las que se implantan cultivos extensivos en nuestro país, la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid) hace años que también lucha por llevar sus beneficios a otras partes del mundo.

Europa, con un fuerte plan de reducción del impacto ambiental, sería un lugar en el que lógicamente podría esperarse una buena adopción, habida cuenta de que la SD reduce la erosión, y achica la huella de carbono porque utiliza menos combustible que la labranza convencional, y porque por medio de los rastrojos eleva los contenidos de materia orgánica en los suelos.

Sin embargo, la pata que no convence tanto en el Viejo Continente es que inevitablemente la siembra directa viene atada a un paquete que incluye los barbechos químicos, en un contexto en que se busca reducir el uso de fitosanitarios.

AGRITECHNICA, EN MODO LABRANZA

Como fuere, la realidad es que durante la feria Agritechnica que se está desarrollando en Hannover (Alemania) hasta este sábado 18, y de la que participa Infocampo, estuvo de visita el presidente de Aapresid, Marcelo Torres, quien subrayó su sorpresa, rayana con el lamento, en relación a la gran cantidad de equipos que se vieron en la feria para ejercer labranza convencional; es decir, arar o remover la tierra.

“Es una feria interesantísima obviamente, pero vemos mucho implemento para labranza, muchísimo. Me impresionó positivamente que en Argentina tenemos muchas de las tecnologías que aquí se ven para hacer agricultura de precisión, por ambientes, aplicaciones dirigidas, herramientas para ser más eficientes. Pero todo lo que es labranza impresiona cómo siguen apostando a eso”, reveló Torres.

Desde su punto de vista, no queda otro camino que seguir insistiendo en los beneficios que tiene la siembra directa en términos de reducción del impacto ambiental.

Ante la consulta de Infocampo sobre por qué en Europa parece haber tantos “peros” para adoptar esta tecnología, se sinceró: “Es una buena pregunta; no tengo respuesta”.

De todos modos, intentó algún análisis al respecto: “Yo creo que, por ahí, los productores están acostumbrados a trabajar de una manera y cambiar los paradigmas siempre es complejo. Tendremos que hacer networking desde Argentina para lograrlo”.

herramienta labranza agritechnica

En Agritechnica hay varios pabellones con equipos que realizan una labranza o remoción de la tierra.

UN MODELO AAPRESID PARA EUROPA

Para Torres, una ventaja de nuestro país es la existencia de entidades como Aapresid o los Grupos CREA que tienen regionales en las que los productores se organizan, intercambian información y se terminan sintiendo parte de los cambios.

“Aquí da la sensación de que hay mucho autor de tecnologías duras, pero no de un cambio de modelo y por ahí necesitan trabajar más juntos. El agricultor europeo se siente tal vez un poco atacado por los cuestionamientos relacionados al cambio climático y su manera de hacer agricultura, pero no se sienten parte de los cambios. Yo creo que es un tema humano”, insistió.

En ese punto, apuntó que claramente la limitante no es tecnológica, sino de “sentirse parte de que hay que realmente cambiar y de que se puede ser parte de la solución”.

-¿Puede estar sucediendo que una barrera sea la asociación de la siembra directa con el uso de agroquímicos?
-Es posible. Muchas veces en Europa asocian la siembra directa con barbechos químicos muy largos, que significan grandes usos de dosis altas de fitosanitarios y una acumulación por hectárea elevada de herbicidas. Pero ustedes saben bien que la siembra directa también es más rotación de cultivos, más cultivo de servicio, un modelo que a la larga por sí solo baja los usos de herbicidas. Pero sí, una barrera que quizás hay que trabajar e esta asociación entre siembra directa y alto uso de agroquímicos.

-¿Qué estrategia puede adoptar Argentina en este contexto?
-Lo que tenemos que tener es una estrategia de Estado, más allá de quien sea gobierno, a largo plazo. Demostrar que estamos yendo a modelos que tratan de mantener el campo “siempre verde”, que es un argumento sólido, pero para que el esfuerzo sea eficiente tiene que ser acompañado de una política de Estado. Hoy lo que tenemos en realidad son esfuerzos individuales, de Aapresid o de la Cámara de Fabricantes de Maquinaria Agrícola, que por ahí desde las embajadas nos acompañan, pero tiene que ser una política de Estado consensuada, en la que destaquemos los atributos de nuestros sistemas productivos, pero sin querer enseñarle a nadie, sino haciéndolos parte del cambio.

UNA MIRADA CRÍTICA SOBRE EUROPA

Durante el último Congreso Aapresid, Torres tuvo una mirada muy crítica sobre la posición europea en relación a estos temas.

“Son banderas alzadas por países que destruyeron durante siglos sus ecosistemas, que degradan sus suelos con la labranza y expulsan productores con sus políticas sin razón en la ciencia”, disparó.

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En ese sentido, otra pregunta en el marco de Agritechnica fue si considera que hay algo de hipocresía en las posiciones del viejo continente que insisten con barreras ambientales, pero no promueven por ejemplo la siembra directa que reduce la huella de carbono.

 “El tema la verdad que es más complejo a veces de lo que uno suponía, porque uno podía pensar que estas políticas funcionan como una barrera paraarancelaria, pero la realidad es que ya complican hasta a los productores locales, que se sienten amenazados. El problema es que la Unión Europea discute sobre ideas y no sobre datos, porque al estar integrada por países tan distintos cuesta tener discusiones con dato”, mencionó.

La consecuencia de esto, según Torres, es que “se toman posiciones radicales” y, en el caso de la siembra directa, “no hay tanta conciencia del impacto de la labranza en el suelo”.

“Yo creo que después del Covid-19, que nos demostró que la ciencia es la solución a varios de los problemas que tenemos, y después también de lo que está pasando con Rusia y Ucrania, que manera comprometió el balance de oferta y demanda de granos, hay espacio para una discusión más racional sobre estos temas”, completó.