La decisión oficial de elevar el peso de la hacienda para faena está anclada en un espíritu que pocos podrían contradecir: la maximización productiva de un recurso que se desperdicia al sacrificar animales jóvenes. Además, se incorporó una segunda decisión que anula el efecto de la anterior: el congelamiento de precios al nivel de agosto pasado.
Estas dos medidas se contraponen. La primera pretende aumentar la oferta para aliviar la presión del consumo sobre la variable precio. La segunda, indefectiblemente, incrementa la demanda.
En un intento de modificar los hábitos de consumo y producir un excedente, se pueden realizar promociones que propongan la mezcla de productos para bajar la incidencia directa de la carne vacuna y la integren con productos sustitutos (como una especie de “meat mix”).
Es así que armar una oferta que en una misma compra integre diferentes tipos de carne (tal vez un 70/30%), puede representar una propuesta más que interesante.
Desde ya que es prioritario elevar el stock y oferta de bovinos como mejor forma de control de la variable precio. Pero resulta de suma importancia encontrar otros mecanismos para atenuar el impacto que afecte a esta variable en el mercado interno.
Para que esta propuesta sea viable es imprescindible una modificación en el sistema de comercialización actual: de la media res a la caja con cortes. Quedaría por resolver qué eslabón de la cadena realiza el mix y en qué cantidades (dato que surgiría claramente en el proceso de investigación).
Es por esto que son necesarias otras ideas (más imaginativas que las oficiales) para superar el contexto. Sólo de esta manera podremos salir del amesetamiento por el que transita el sector.
Mientras tanto nos toca convivir con medidas que, por ser tan resistidas, generan más dudas que certezas.
Gustavo Giordano
Especial para Infocampo Analista de marketing especializado en agro
