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Entró a un lote de maíz y filmó las “momias” que había dejado el “enemigo”

Martín Galli es un técnico del centro de Santa Fe, especializado en monitoreo. Recorriendo el cultivo, se encontró el contundente resultado de un biocontrol.

Maíz - Pulgones - Pulgones momificados
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Por Infocampo

A veces, hasta que no se ve el resultado de los enemigos naturales dentro del lote, no se valora su importancia y también la alianza, abstracta pero estratégica, que forman con el productor a la hora del control de las plagas. 

Martín Galli es un técnico del centro de Santa Fe, de San Guillermo, especializado en el monitoreo de cultivos. Estaba de recorrida por un lote de maíz tardío, como lo hace normalmente para esta época del año, y se topó, inesperadamente, con el biocontrol que hacen los insectos benéficos. Y decició filmarlo. 

“Lo que grabé son momias de pulgón verde de maíz parasitadas por una avispita parasitoide -de la familia de los insectos himenóptero-. Normalmente, son ataques que ocurren en la parte superior del cultivo, esto ocurrió en la parte baja. Pienso que los pulgones no llegaron a hacer daño, antes de la parizatación, más allá de que la planta tenía algunas hojas secas”, explica el técnico a Infocampo, relacionando el ataque de la plaga con las condiciones de seca que atravesó el cultivo en algún momento de su ciclo.  

Galli agrega que su intención, al filmar este acontecimiento que luego compartió en sus redes sociales, fue mostrar que el cultivo fue un excelente puente que permitió que se cumpla el ciclo de vida del enemigo natural. “Tarde o temprano, la acción del enemigo erradicó la plaga del lote”, alienta. 

De acuerdo a los datos muy interesantes que sigue aportando el técnico, “el ciclo de vida del parasitoide se completa con la alimentación que le proveen el néctar de ciertas flores, como las de alfalfa. Al estar en una zona tambera siempre está ese recurso alimentario y por eso hay mayor presencia de este tipo de insectos parasitoides con contundencia de ataque”.

Galli, interesado en los temas de biodiversidad ambiental, mantiene sembrados a modo de experimentación “dos refugios alimentarios” para el desarrollo de insectos benéficos (alfalfa, colza, achicoria, tréboles) y con el fin de favorecer el “control biológico por conservación”

“Reconozco que estos refugios de biodiversidad no impedirán la acción insecticida, pero suma como una práctica sustentable”, advierte. 

Técnicos y productores ponderan la importancia de los enemigos naturales. “Hay que seguir trabajando en la identificación y cuantificación de los insectos benéficos. Son muy importantes para los que estamos en el monitoreo de cultivos, por eso siempre recomendamos la elección de los insecticidas selectivos. Pero también pienso que hay que dar varios pasos más, disminuyendo la presión de estos químicos, repensando los umbrales de aplicación de insecticidas, siempre con el fin de disminuir la agresión sobre los biocontroladores. Además, debemos recrear las condiciones de alimentación con espacios de biodiversidad para que haya más enemigos naturales “, reflexiona Galli.