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Fiebre de la soja en el salado

Los rindes llegan hasta 3.500 kg/ha. Se siembra en los bajos dulces. El año pasado se implantaron 260.000 ha. El fenómeno eleva los alquileres.

Los rindes llegan hasta 3.500 kg/ha. Se siembra en los bajos dulces. El año pasado se implantaron 260.000 ha. El fenómeno eleva los alquileres.
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Por Infocampo

Según las estimaciones de la Sagpya, la campaña pasada se sembraron unas 250.000 hectáreas de soja en los partidos de la cuenca del Salado, una región típicamente dedicada a la cría vacuna.

Pero cuando se conozcan los números de la campaña 2005/06, esa superficie podría ser mucho mayor.

Es que una vez que las inundaciones cedieron, todos en la región han descubierto el potencial de la soja para hacer agricultura. “Hasta en donde había totoras se sembró esta campaña”, comenta el ingeniero Marcelo Rey, uno de los responsables de producción de Los Grobo. Este profesional dice que con el retroceso de las inundaciones, la soja comenzó a implantarse no sólo en las lomas sino también en los denominados “bajos dulces”.

La realidad es que con la soja de primera prácticamente trillada y la de segunda aproximadamente en un tercio, los silos de la zona registran una gran afluencia de grano.

Tanto la planta de esa empresa en San Miguel del Monte como la de Saladillo ya se llenaron una vez con soja, se vaciaron y ahora están en 50% de la capacidad nuevamente. Cada planta acopia 22.000 toneladas, o sea que solamente por esos silos acaban de pasar más de 60.000 toneladas de soja.

“En Las Flores debe haber entre 25.000 y 30.000 hectáreas de soja sembradas”, opina Miguel Munigoy, miembro de una familia dedicada desde hace 14 años al comercio de insumos agropecuarios y que hoy agregó la agricultura. “Yo creo que no debe quedar mucho campo más para hacer soja”, opina.

El punto es que la fiebre de la soja empujó al alza el valor de los alquileres. Arrendar estos campos valía en su momento unos 40 kg de novillo. Ahora piden 6 o 7 quintales de soja, o sea unos $ 300 por hectárea, el triple de lo que se pagaba en kilos de carne.

Pero según Rey, ya se exige hasta 10 quintales y se habla de que se han llegado a arreglar en 12 quintales.

“Con estos años secos se está llegando al máximo de la superficie sembrada”, opina Rey. “Lo que no sé es qué va a pasar cuando vuelvan los otoños húmedos. Una cosa es una Semana Santa con 40 mm de lluvias y otra si caen 200 mm, como ha ocurrido.”

Más allá de estas disquisiciones, lo cierto es que el negocio resulta redondo y más fácil que las vacas.

Según Munigoy, los rindes promedio se ubican entre 3.000 y 3.500 kg/ha. Rey los estima entre 3.400 y 3.500 (siempre para soja de primera), aunque hay casos reales de productores que no llegaron a sacar 2.000 kg/ha en pleno Las Flores.

Pero con un rinde de 30 quintales, una hectárea factura más de $1.500, el equivalente de tres terneros de 180 kg a 2,70 $/kg. Claramente, no hay punto de comparación.

“Acá la tecnología en la mayoría de los casos es muy fácil: doble rastra, rolo y a sembrar”, describe el delegado de la Sagpya en 25 de Mayo. Además, las variedades de grupo 4.6 y 4.8 han demostrado potencial de rendimiento, adaptación y plasticidad para adecuarse a la región.

Sin embargo, Rey plantea algunas dudas respecto del cultivo de la oleaginosa en la cuenca del Salado. Además de haberse elevado los alquileres, no hay buena disponibilidad de maquinarias para la cosecha, que cada vez cobran más. “Del 6 o 7% que era lo tradicional, ahora piden 8 o 9%”, se queja.

En 2004/05 se produjeron en la región 660.000 toneladas. Esta campaña, la cifra puede ser significativamente mayor.

Javier Preciado Patiño

jpreciado@infocampo.com.ar

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