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Inocular o no

La adopción de la tecnología de inoculación ha crecido en estos últimos años, acompañando el crecimiento que ha tenido el cultivo de soja en nuestro país.

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Por Infocampo

La adopción de la tecnología de inoculación ha crecido notablemente en estos últimos años, acompañando el crecimiento que ha tenido el cultivo de soja en nuestro país.

Sin embargo, hay algunos interrogantes relacionados a esta práctica que queremos aclarar para que el productor tenga todas las herramientas que necesite para tomar las decisiones más acertadas.
Una pregunta recurrente que escuchamos es si vale la pena inocular en suelos donde hay historia del cultivo y que han sido inoculados año tras año.

En primer lugar, entendemos perfectamente el cuestionamiento del productor, porque en los suelos con las características mencionadas es muy frecuente ver en raíces de soja que no ha sido inoculada la presencia de nódulos efectivos, es decir, que no sólo se forman nódulos sino que además son capaces de fijar nitrógeno, que es el objetivo de esta asociación entre la planta y la bacteria. Esto ocurre porque los rizobios que han permanecido en el suelo de inoculaciones anteriores se mantienen viables hasta la campaña siguiente, aunque con algunos cambios; se vuelven más competitivos, pero disminuyen notablemente su capacidad de fijación de nitrógeno, es decir son menos efectivos.

La inoculación permite aportar elevadas concentraciones de bacterias que han sido seleccionadas por 3 características esenciales: competencia (frente a rizobios del suelo y otros microorganismos), infectividad (que es la capacidad de formar los nódulos en la raíz) y efectividad o eficiencia (que es la capacidad de fijar el nitrógeno atmosférico y transformarlo en amonio). La inoculación, sobre la semilla o al surco de siembra, permite además que esta alta carga de bacterias introducidas con el inoculante estén en estrecho contacto con la radícula cuando esta comienza a emerger, lo cual se traduce en formación de nódulos en la raíz principal, en la zona de la corona, donde está demostrado que las tasas de fijación son mayores, principalmente porque la planta aporta más energía a esta zona que a las raíces laterales.

Por lo tanto, en suelos con historia de soja, con presencia de rizobios, es imprescindible utilizar inoculantes de calidad, para que las bacterias introducidas puedan competir con los rizobios naturalizados y así lograr una adecuada nodulación que se traducirá en mayor aporte de nitrógeno al cultivo.

Según datos del Proyecto Inocular (INTA y Empresas asociadas productoras de Inoculantes), la diferencia promedio por inocular en campos con historia de soja es de alrededor de 300 Kg (promedio de más de 250 ensayos en diferentes sitios, desde el año 2003), respecto al testigo sin inocular.

Para finalizar, presentamos el resumen de un ensayo realizado por Nitrasoil Argentina, en la campaña 2009/2010 en el INTA 9 de Julio, donde en un campo con historia de soja, cuyo testigo rindió 4800 Kg, la inoculación en combinación con el uso de Bioprotector Nitrasoil-L provocó un incremento en el rendimiento de más de 800 Kg sobre el testigo sin inocular.

* Microbióloga del Departamento de Investigación y Desarrollo Nitrasoil Argentina S.A.

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