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Inversiones en frigoríficos: ¿Y si miramos el vaso medio lleno?

La posibilidad de que la compañía Quickfood sea adquirida por la brasileña Marfrig disparó una serie de comentarios respecto de la extranjerización de la industria frigorífica argentina, o mejor dicho del negocio exportador de la carne vacuna. Puede que esta visión esté impregnada de la rémora de cuando la industria estaba en manos de unas... Read more »

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Por Infocampo

La posibilidad de que la compañía Quickfood sea adquirida por la brasileña Marfrig disparó una serie de comentarios respecto de la extranjerización de la industria frigorífica argentina, o mejor dicho del negocio exportador de la carne vacuna.

Puede que esta visión esté impregnada de la rémora de cuando la industria estaba en manos de unas pocas compañías inglesas y estadounidenses, acusadas de manejos oligopsónicos (cuando hay pocos compradores que se ponen de acuerdo) que perjudicaban a los productores ganaderos.

 

Si bien esto puede tener algún asidero, incluso si se lo piensa en términos de que no hay en la Argentina un banco que financie el desarrollo de las compañías nacionales, como sí lo hay en Brasil, quedarse con esta parte es mirar el vaso medio vacío.

 

La propuesta de estas líneas es mostrar el vaso medio lleno. Venado Tuerto es una ciudad del sur santafesino, cuya economía en algún momento de su historia estuvo muy ligada al funcionamiento de la planta frigorífica de Cepa.

 

Hoy, el avance de la agricultura y el desarrollo de la agroindustria han mitigado la faena-dependencia. Y mejor que haya sido así, porque luego de la crisis de 2001, la situación del grupo Garovaglio y Zorraquín, titular del frigorífico, llevó a que en 2005 el establecimiento terminara cerrando sus puertas.

 

Hasta el año pasado, cuando el proceso de quiebra concluyó con el remate de las instalaciones, la planta no generó economía alguna para esta ciudad santafesina.

 

Habría que preguntarle a los venadenses cuánto les importa el origen del capital, frente a la realidad de una industria que no sólo no generaba ingresos sino que por el contrario causaba erogaciones para la comuna, dado que había que pagar una guardia para prevenir escapes de amoníaco.

 

Fue Swift, hoy en manos del grupo brasileño JBS, quien ganó la licitación y puso (y está) poniendo la plata para volver a faenar.

 

Hoy la actividad de faena da trabajo a 300 personas (la tasa de desempleo de Venado Tuerto no llega al 4,5%) y unos 400 animales llegan diariamente para ser procesados, pero se estima que cuando esté a full operando van a faenar entre 600 y 700 por día y habrá unos 400 operarios trabajando.

Paralelamente, la actividad de la planta da trabajo a una cantidad de proveedores de servicios, por ejemplo el servicio de comida para los empleados, trabajos de mantenimiento, lavado de camiones de hacienda, explican funcionarios de la ciudad.

No significa esto que haya que desestimar la legítima preocupación por quiénes manejan el negocio exportador, monitorear la asignación de cupos y analizar cómo potenciar a las empresas nacionales fronteras afuera.

Pero en el día a día, lo importante es la inyección de capital en la economía real, en esa en la que vivimos todos.

Si es inversión legítima y no especulativa, ¿importa el origen?

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