El director general de la FAO, Jose Graziano da Silva, subrayó que “de receptores de ayuda, los países de América Latina se van convirtiendo en socios de la Unión Europea (UE)” y, mientras en el pasado uno recibía y otro donaba, ahora se registra un reajuste de los roles.
“Se está avanzando hacia un modelo de cooperación internacional que supera esa dicotomía y que iguala a ambos bloques”, afirmó en una entrevista con Efe.
Graziano de Silva destacó que, en un momento en el que Europa atraviesa dificultades financieras, muchos programas de ayuda que están en marcha en Latinoamérica pueden ser asumidos por algunos de los países de la región que están en mejores condiciones económicas.
En este sentido, recordó que Brasil ya ha expandido su cooperación en el Caribe y Argentina en Centroamérica, mientras Chile es un importante cooperante en el tema forestal de la zona andina.
“Se está avanzando hacia un modelo de cooperación internacional en el que tanto la UE como América Latina son actores de una cooperación llamada sur-sur. En el campo de la ayuda alimentaria y humanitaria, hoy en día hay muchos países del sur que pueden asumir un rol más importante en la cooperación internacional”, aseguró.
Y agregó que América Latina se va a convertir en una gran exportadora de grano, sobre todo de oleaginosas y también de maíz para el abastecimiento de humanos y animales de Europa, e indicó que se trata de “un avance importante en la apertura de los mercados para los países en desarrollo”.
“El paso fundamental ahora es el acuerdo UE-Mercosur para la reducción de las restricciones tarifarias y no tarifarias”, sostuvo el máximo responsable de la FAO.
Graziano da Silva hizo hincapié en “el éxito” de las iniciativas para la erradicación del hambre que se han puesto en marcha en América Latina, especialmente con programas de transferencia de ingresos y de alimentación escolar y a través del apoyo a la agricultura familiar, al tiempo que indicó la cumbre de Santiago como una oportunidad para mejorar y avanzar en estos proyectos.
Aseveró que América Latina y Europa tienen “un mínimo de valores en común que les permite asegurar la prioridad a temas como el de la erradicación del hambre y la pobreza extrema, del libre comercio, de incrementar los intercambios comerciales, de la democracia y para enfrentarse a las políticas de desarrollo dando preeminencia al desarrollo económico y social y no a las políticas monetarias”.
La Asociación Estratégica entre la UE y los países de América Latina y el Caribe instaurada en Río de Janeiro en 1999, se basa en el principio de igualdad y se asienta sobre la convicción de que en un mundo interdependiente, ambas regiones obtienen provecho de su colaboración y tienen intereses en común.Esto se traduce en una cooperación activa en diversos ámbitos de la economía, el comercio y la inversión, así como en cuestiones políticas, de seguridad y de medio ambiente

