Desde los últimos años de la década del 90 el nivel de equipamiento de los productores “ha sido muy bajo en cuanto a maquinaria; sí se produjo un gran cambio tecnológico, que les posibilitó afrontar la nueva realidad de costos con alguna rentabilidad o tratando de mantener el ritmo”, recordó Ricardo Turati, gerente de Marketing de Agco. A partir de la devaluación, se generó un horizonte completamente diferente, donde el nivel de ingresos y la rentabilidad del sector “fueron los adecuados, incluso y a pesar de las retenciones, que indudablemente son una herramienta social importante y que significan un esfuerzo para el sector”.
Este cambio tecnológico que hizo el sector le permitió seguir adelante y recuperar en muy buena parte la inversión que no había hecho en maquinarias y en infraestructura, cuando el uno a uno complicaba la competitividad de la empresa agropecuaria.
No bien pudieron liberarse de este corset “paritario”, los productores comenzaron a reequiparse “con recursos propios, fundamentalmente generados por la liquidez, y empezaron a ser más selectivos”, razonó el ejecutivo en diálogo con Infocampo.
Turati especificó que “la primera gran inversión en cuanto a maquinarias fue en sembradoras, por ser la herramienta económica que generó el gran cambio tecnológico en la agricultura, a partir de la biotecnología. Luego, la nueva gran necesidad se llamó cosechadoras, en virtud del volumen de producción, que se duplicó en los últimos diez años”. Esta situación impulsó la venta de cosechadoras durante 2003/2004, fundamentalmente, “e hizo que 2005 tenga muy buenos niveles, al igual que en tractores”.
Sin embargo, el ejecutivo reconoció que en la actualidad, “el nivel de reequipamiento es más selectivo: el productor está buscando tecnología, no compra sencillamente lo que necesita, analiza muy bien los costos, que son cada vez más ajustados”.
De todas formas, a nivel de tecnología, “la Argentina es en Sudamérica el país que más equipos de agricultura de precisión, de mapeo satelital para cosechadoras ha vendido en los últimos años. Esto es un dato más que relevante”, sentenció Turati.
Todo esto sin mencionar que muchos de los motores que impulsan la maquinaria agrícola local “están adaptados para biodiésel o tienen la posibilidad de serlo”, otro dato más que relevante, si se tiene en cuenta que el costo del barril de crudo asomó con facilidad a los u$s 70.
Marianela Garbini
