Para los empresarios carniceros, el kilo casi no tuvo variaciones en casi tres años y mostró alzas de entre un 7 y un 8% en los mostradores por razones de costos. “La última vez que hubo una suba grande en la carne fue en 2010, momento en el que aumentó casi un 100% y así terminamos, entonces, perdiendo un 25% de la clientela”, explicó a Tiempo Argentino Alberto Williams, titular de la Cámara de Carnicerías porteñas.
El empresario agregó que, “desde ese entonces, lo que hubo son subas muy menores por cuestiones de costos, pero que no respondieron a aumentos en el precio mayorista”.
En los números, en 2010 el kilo de cortes de alto consumo de las familias, como el asado y la milanesa, oscilaba entre los $ 20 y los $ 25, dependiendo de la calidad. Tras las subas de ese año, el producto se disparó por sobre los $ 40 el kilo del asado, la milanesa, el vacío y, en menor medida, la carne picada.
Hoy, según datos que aportaron las carnicerías a este diario, los valores son los siguientes: el kilo de asado de primera calidad se consigue entre $ 43 y $ 50, el común desde los $ 38, mientras que las milanesas de feed lot oscilan entre los $ 47 y los $ 52, en tanto que igual producto pero de novillo pesado se consigue desde los $ 35. Esta estabilidad en los valores de los productos cárnicos se plasmó incluso en dos factores: creció el consumo per cápita de carne vacuna y cayó el de pollo y farináceos.
En 2012, por tomar el último año, el consumo per cápita era de 58 kilos anuales; y la estabilidad de precios lo elevó a los casi 64 kilos actuales.
