Desde un tiempo hacia aquí el objetivo se centró en que los países que ponían barreras a la exportación las eliminaran.
El estudio coloca a países asiáticos como India o Bangladesh como naciones con altas restricciones a la exportación, aduciendo que son países con problemas de autoabastecimiento. Muchos escalones por debajo se encuentran la Argentina y Brasil.
El objetivo de fondo al liberalizar el comercio de granos es que los precios de los commodities no sigan subiendo, y que, por el contrario, comiencen a bajar. “Estimularía la producción y la exportación”, señaló Ernesto Liboreiro,
director de la fundación Inai. En consonancia, Julio Nogués, profesor de la Maestría en Políticas Públicas de la Universidad Di Tella, señaló que la Argentina posee el 20% del comercio mundial de soja y, de suprimir las retenciones, los precios descenderían: “Cuando se acercaban posiciones durante el conflicto, el precio mundial de la soja bajaba, en cambio, cuando los ánimos cambiaban, los costos se disparaban”.
En este sentido, el International Policy Council (IPC) publicó informes relacionados con el impacto doméstico en la implementación de restricciones a la exportación. Nogués estuvo a cargo del caso de nuestro país. En dicha publicación se destaca que al eliminar las restricciones a la exportación, la Argentina aumentaría, además de su producción, los puestos de trabajo en la agricultura primaria.
Por otro lado, también destaca que al mantener este régimen de retenciones se dañó la competitividad de nuestro país en el sector exportador.
“Eliminando retenciones, los precios de algunos productos se dispararían”, retrucan funcionarios. “En parte es cierto, la economía nacional tendría modificaciones en el comercio interno, no así en la producción agrícola que, junto con la exportación, se verían beneficiadas.
Los precios internos tendrían aumentos, pero no creo que lleguen al 25% que se menciona”, indicó Liboreiro. La eventual expansión en producción y exportación también está reflejada en el estudio del IPC, donde se destaca que el Gobierno afrontaría pérdidas inmediatas eliminando restricciones, pero serían compensadas por el impulso productivo que esto significaría.
Además, Liboreiro agregó: “Los países se preocuparán por su abastecimiento y mirarán con mayor detenimiento a los que obstaculizan la exportación”. “Los países que no han implementado esquemas de retenciones se ven beneficiados, los importadores prefieren comprarle a los que no cambiaron su política exportadora”, concluyó Nogués.
