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Llegan inversiones en porcinos

El caso de CAPRANE, Megagranja de 4.000 madres en Gral. Alvear. Apostando a la producción de proteína animal, $50 millones están siendo volcados al proyecto. Ya se completó la primera etapa de un plan para instalar una megagranja porcina con 50.000 m2 de instalaciones. L

El caso de CAPRANE, Megagranja de 4.000 madres en Gral. Alvear. Apostando a la producción de proteína animal, $50 millones están siendo volcados al proyecto. Ya se completó la primera etapa de un plan para instalar una megagranja porcina con 50.000 m2 de instalaciones. L
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El pasado jueves 15, unas 500 personas participaban de un suceso más que importante para la vida económica de Gral. Alvear, una pequeña localidad bonaerense de la cuenca del Salado.

Se trataba de la inauguración del primer tramo de la megagranja porcina que Carpane SA decidió instalar en esa región.

Son $50 millones los que los accionistas de la firma, piloteados por Antonio Riccillo, piensan invertir en el establecimiento, que cuando esté operando a full tendrá 4.000 madres en producción, que darán unos 100.000 lechones al año, que una vez gordos (105 kg) significarán una producción de 11.000 toneladas de cerdo por año y una facturación que a precios de hoy rondaría los $30 millones. Allí estaban el presidente de la Asociación Argentina de Productores Porcinos, el infatigable Juan Uccelli, el designado subsecretario de Asuntos Agrarios bonaerense, Fernando Vilella, el intendente actual, Gustavo Marcos, y su predecesor, Aldo Sivero, y un sinnúmero de hombres de negocios.

Pero la ovación de los presentes vino cuando hicieron su ingreso, en fila, como en un desfile, todos los empleados que están trabajando en el proyecto. Eran una treintena de hombres y mujeres radicados en la zona que participan de una u otra forma en la aventura de transformar el grano en proteína animal.

“Estamos revirtiendo eso de vender el maíz (argentino) para que lo coman en otros países”, sostuvo Riccillo, un empresario que hace 20 años que está en el negocio y que como líder de proyecto logró convencer a los inversores.

Riccillo ya tiene una producción porcina y un feedlot en Saladillo. Pero en 2006 comenzó a darle forma a la idea de hacer una granja superintensiva y de gran escala, en la próxima localidad de Gral. Alvear.

“Lo elegimos, entre otras cosas, por su buena ubicación y su aislamiento sanitario”, comentó el emprendedor.

La granja, denominada El Gran Chaparral, está montada sobre un predio de 75 hectáreas, de forma rectangular, que permite una buena disposición de las instalaciones para las madres, la maternidad, los galpones de recría y de engorde, así como la planta de balanceado que pronto comenzará a montarse.

“Menos determinados equipos, el resto de los materiales fue comprado en Alvear”, sostiene con orgullo Riccillo.

Uno de los pilares del proyecto fue la asociación estratégica con La Botica UPB, una multinacional de la genética porcina, cuyos productos se criarán en la granja.

Para cumplir los objetivos productivos, cada madre debe destetar en promedio unos 26 a 28 lechones por año, un valor de los más altos que hay en el mundo y que sólo se logra aplicando alta tecnología.

Al respecto, Jorge Labala, técnico de la firma Vetifarma y asesor nutricionista de la compañía, explicó cómo es el ciclo productivo en este tipo de emprendimientos.

Cada cerda en producción tiene que dar un promedio de 2,3 partos por año y destetar (vivos) unos 26 a 28 lechones por año.

A partir del nacimiento, cada camada de lechoncitos pasa 21 días junto a su madre en la maternidad.

De allí pasan a galpones de recría hasta el día 70 de vida, de donde son trasladados a los galpones de engorde.

Así, a los 160 días de vida el capón alcanza su peso de faena, que oscila en torno de los 105 kilos.

Los galpones que se vieron tienen todo el suministro de alimento balanceado automatizado y tienen unos 185 metros de largo por 10 de ancho.

A razón de 0,90 metro cuadrado por animal (efectivo), cada galpón tiene una capacidad instantánea para engordar 2.000 cerdos. Como efectivamente los capones están 90 días en el engorde final, la capacidad anual de cada galpón se eleva a 8.000 cabezas.

De hecho, cuando el proyecto esté finalizado se habrán construido 27 galpones por un total de 50.000 metros cuadrados, incluyendo todas las locaciones.

“El diseño apuntó a que los galpones de engorde estén adyacentes a la zona de embarque, de tal manera de mantener perfectamente aislada a la zona de producción”, comentó Riccillo.

Con la fábrica de carne porcina a pleno, la granja consumirá entre 33.000 y 35.000 toneladas de alimento balanceado por año.

Hoy las necesidades de consumo se satisfacen en una planta ubicada en Saladillo, pero ya arrancan las obras para armar una planta propia en el predio de General Alvear.

Según Labala, el consumo general del sistema es de 3 kg de balanceado por kilo vivo producido, que se descompone entre 0,5 kg correspondiente a la madre y 2,5 kg para el lechón.

“Esta genética se caracteriza por su prolificidad, su ganancia de peso y su tasa de conversión”, precisó el nutricionista.

Claro que para que todo funcione a esta tasa de eficiencia se requiere una inversión significativa. Comentaba Riccillo, que para granjas de 1.000 madres se estima una inversión del orden de los 5.000 dólares por cada una de ellas, mientras que cuando la escala crece a 4.000, la inversión unitaria desciende a 3.800 dólares. Para que el negocio cierre, cada madre tiene que producir unos 2.400 kg de carne al año, con una rentabilidad de entre 500 y 800 dólares.

Javier Preciado Patiño

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