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Maia, la bioctecnóloga que trabajó en una escribanía y hoy lidera a las empresas de nutrición animal

Vivió hasta los tres años en el campo, sus juegos infantiles eran en el medio rural y cuando tuvo que decidir qué estudiar eligió ser genetista. Es la flamante presidenta de CAENA y la nueva protagonista de ELLAS.

Juan Martínez Dodda
Por Juan
Martínez Dodda

“Aprecien cada momento, porque la esencia de la vida es cada instante. Recibí golpes en mi camino, pero seguí adelante”.

Así habla Maia Iacomini, la nueva protagonista de la serie de podcasts Ellas, en diálogo con Infocampo. “En cada lugar que estoy, trato de poner el máximo y dejar algo, si no, no lo hago”, agrega.

¿Quién es? Se crió en un contexto rural. “Bien santafesina”, afirma. Eligió estudiar biotecnología. pero se dio cuenta que no quería estar en el laboratorio ni esperando años para publicar un paper. Disfruta lo social, es hiperquinética -según se define-, le gusta entrenar -lo hace dos veces por día- y hasta a veces se junta con otros a bailar. 

Antes de llegar a Vitalcrops, la empresa de nutrición animal que hoy gerencia, tuvo que trabajar en una escribanía y dio clases en sexto año de una escuela técnica.

Un día, una alumna, le dijo que su padre estaba pensando en abrir una empresa, que si le interesaba estar en el área de nutrición animal.

En el campo02 2

Y de allí escaló hasta que el 15 de diciembre pasado asumió como nueva presidenta de la Cámara Argentina de Empresas de Nutrición Animal (CAENA). A continuación, su historia.

– ¿En qué contexto te criaste?
. Nací el 23 de junio de 1986 en Carlos Pellegrini, en el centro oeste de la provincia de Santa Fe, pero me crié a 19 kilómetros, en San Jorge. En ese momento se acostumbraba ir a la clínica de la ciudad cercana a parir. Lo que no cabe duda es que soy bien santafesina. 

–  ¿Cómo fue tu infancia?
– Hasta los tres años viví en el campo. En mis fotos de muy chiquita me he visto dándole la mamadera a los terneritos, entre las gallinas, muy de campo cuando era niña. Después nos fuimos a vivir a San Jorge, donde hice jardín, primaria y secundaria. Luego fui a la universidad a Rosario. Pero siempre estuve ligada a la naturaleza: fue y es mi cable a tierra. Las actividades vinculadas con la naturaleza es donde reconecto. Por otro lado, mi familia siempre estuvo vinculada en su actividad económica al campo. 

– ¿Qué hacían?
– Mi papá fue productor agropecuario y prestador de servicios. Y bueno, yo me crié en una ciudad de 22.000 habitantes, una especie de pueblo grande en donde el campo queda a la vuelta de la esquina. Entonces, cualquier salida en bici era al campo, o una bicicleteada entre amigas era una aventura ir de un pueblo a otro en bici. O hacer un campamento en el campo, ir a juntar choclos o cazar ranas. Todo era en la naturaleza y el campo como escenario de fondo. 

– Si cerrás los ojos, ¿qué te acordás de aquella época de olores, sabores, colores?
– Olores el que siempre me quedó es el de tierra mojada. Empieza a llover y te queda para siempre. Comidas las caseras, de la gente de campo. Las carneadas cuando llega el frío. Participar de las carneadas era el evento familiar con mayúsculas. 

– Llegó el momento de estudiar y te decidiste por biotecnología. ¿Era tu plan A? ¿Era tu plan B? ¿Había otra profesión en el radar?
– Bueno, a medida que pasan los años, uno va cambiando de idea. A mí me pasó que siempre pensé que iba a ser abogada. Me encantaban las leyes. Comercio internacional. Pero en mi secundario, fui siempre muy buena para la biología y un día una profesora de biología que era referente para mí y era la mamá de una amiga, me propuso participar de las olimpíadas de biología. La verdad que no sabía bien de qué se trataba, pero sí sabía que había que estudiar ya libros y textos de la universidad. Dije que sí. Era un libro enorme. Nos dividimos en tres y a mí me tocó la parte de genética y evolución. Ahí fue cuando me empecé a fascinar. 

– ¿Cómo les fue?
– Bien, muy bien. Pasamos la instancia inicial, después fuimos a la nacional a Río Cuarto. Salimos entre los finalistas. Yo no pude ir a la final mundial porque tenía que emprender mi carrera universitaria. Y después de todo eso me di cuenta que lo que me apasionaba era la genética. Leía y quería leer más. Entonces empecé a averiguar dónde podía estudiarla, estaba genetista en Misiones, pero como soy muy familiera no quise ir. También estaba pasando un contexto familiar difícil. En ese momento no sólo tuve que definir la carrera sino también que tenía que ser todo muy rápido, sino también porque mi mamá tuvo que salir a trabajar para mantenernos a mí y a mis dos hermanos. Y estudiar era muy costoso. Entonces en vez de Misiones fue Rosario. La Universidad Nacional de Rosario ofrecía biotecnología, que tenía mucho de genética y bacterias. 

– ¿Qué recordás de esa etapa universitaria?
– Al principio, si bien tenía eso que había estudiado para las olimpíadas, yo venía de una orientación en el polimodal de sociales y humanidades. Pero siempre fui muy autoexigente. Y ya en el secundario, en vez de hacer otras actividades en cuarto y quinto año, le dedicaba tiempo a estudiar para las materias del colegio, pero también para las olimpíadas. Así fue que llegué a ser mejor promedio de la escuela, que después me permitió obtener una beca y colaborar con mi familia cuando me fui a estudiar. Mi familia había sufrido un golpe. Dejé de tener a mi papá presente. Fue durísimo, emocional y socialmente. Pero logré hacerlo. Era una carrera difícil, a partir de tercer año todo en inglés, no había textos en castellano. Logré terminar la carrera en tiempo y forma, y también fue la posibilidad de que se formen mis dos hermanitos. Que es siempre lo que quiso mi mamá. Ella siempre quiso dejarnos ese regalo, las herramientas para poder hacer lo que uno quiere después. No fue fácil, a veces volvía a dedo para no gastar en el colectivo. Y siempre estudiando. Fueron muchas horas dedicadas a la biotecnología pero dio sus frutos. Cuando pasa el tiempo y uno lo ve en retrospectiva se siente bien. 

– Uno a veces entra con una idea a la carrera y después descubre otras cosas a medida que va transcurriendo la misma. ¿Te pasó algo así?
-.Me pasó que, a medida que me fui formando, empecé a darme cuenta que no me hallaba investigando. Porque la biotecnología es una carrera que hila más fino, más específico. Entonces pensás, ¿Dónde va un biotecnólogo si no es a investigación dentro del Conicet? Ahí empecé a ver cómo estaba montada la estructura del Conicet dentro de la universidad, y sentí que investigación no era lo mismo. No me imaginaba yo en la mesada de trabajo. O esperando 10 años para publicar un paper. Me imaginaba con una vida más social, en la practicidad para lograr algo en el corto plazo. Por eso cuando decidí hacer mi tesina, la hice fuera del Conicet, fue de las pocas en ese momento. Lo hice junto con Indear, con Federico Trucco, que hoy dirige Indear, y ahí empecé a admirar su trabajo no sólo por lo técnico, sino también por su capacidad de reunir socios, coordinar, crear, gestionar. Y ahí sentí que iba para ese lado  y no algo que yo sentía más frío y monótono en la investigación. Ojo, no me arrepiento de la carrera que hice. Es una carrera súper interesante y quien hace licenciatura en biotecnología hoy tiene la posibilidad de desarrollar varios caminos. 

En el laboratorio

– ¿Cómo siguió todo? ¿Conseguiste trabajo en seguida?
– Cuando me recibí no encontré trabajo de lo mío en seguida. Mis primeros pasos fueron en una planta de biocombustibles cerca de la localidad de San Jorge. Durísimo. Llegaba a casa tarde, de madrugada. Sin el salario que quería. Después se complicó, la empresa iba a cerrar sus puertas. No encontraba otra cosa, así que trabajé en una escribanía durante varios años. A nivel personal, sentía que quería estar en algo de lo mío y por eso entré en la docencia, daba química analítica en una escuela técnica de San Jorge, a chicos de sexto año. Lo cual me enriqueció muchísimo. Ver que les podés dejar algo a los jóvenes, encontrarlos tres años después y que te lo hagan sentir así, te llena de orgullo. Pero mi ritmo era levantarme 8 de la mañana, trabajar hasta el mediodía en la escribanía, 13.30 entraba a la escuela, salía a las 16 y entraba 16.15 a la escribanía y salía a las 20. Hacía las dos cosas para mantenerme económicamente, porque siempre tuve que rebuscármela en la vida para salir adelante, nunca me regalaron nada, siempre fue con esfuerzo, por eso siempre el consejo que doy es que las cosas tienen más valor cuando se hace con esfuerzo. 

– ¿Y así llegaste a la empresa en la que estás hoy?
– Si, claro. Todo ese camino me llevó a que un día una alumna me dijera que el padre tenía como proyecto montar una fábrica de alimento para mascotas en San Jorge. Buscaban alguien para calidad. Me acuerdo que fui a la entrevista con todo el temor, pero así fue que en tres meses arrancaba. Si yo comparo la estructura de esa fábrica con lo que es hoy, pasaron, desde 2017 a este año, muchísimas cosas y creció tremendamente. Y yo soy muy inquieta, hablo con la gente, de calidad me metí en producción, fui encargada de producción, hasta embolsé y barría esa planta, la conozco como si fuera mi casa. Hice todo en un proceso de producción, y después me empecé a meter más en lo comercial, a formarme cada vez más en petfood (alimentos para mascotas). Y acá estoy, en la gerencia general. Todavía hoy sigo estudiando y aprendiendo. 

– ¿Cómo fuiste elegida o cómo te llegó la propuesta para ser presidente de CAENA?
– Después de pasar por la comisión, me llegó la propuesta de presidir CAENA. Fue un desafío más. Siempre quiero ir por más, pero que quede claro que cuando digo esto es porque realmente me lo propongo y es ir en búsqueda de agregar valor a eso que hago. No es ir por algo personal. Yo si estoy en un lugar, dejo algo. Y si lo acepto es para involucrarme. Si no me quedo donde estoy. Siempre tengo como norte dejar una huella por donde paso y pongo todas mis energías, responsabilidades y conocimiento. Decirle no a la posibilidad que se me presentaba era por ahí por miedo, porque pensaba que era chica, pero también pensé que todo se aprende, y hay un equipo increíble. Yo vengo formándome en un rubro empresarial, este es el de las cámaras, que es otra modalidad, pero siempre son oportunidades. Y de eso se trata la vida. 

Antes de una presentacion en el campo

– ¿Qué tiene que tener una empresa hoy para sobrevivir y destacarse en este mundo hiperconectado?
– Yo creo que lo que tiene que tener una empresa hoy en ese mundo que describís, es una capacidad de adaptabilidad rápida. Sin dejar de lado la capacidad de analizar bien los datos. Hoy tenés información abundante, entonces hay que saber qué es importante y qué no, seleccionarla, hay que empezar a entender y convivir con la inteligencia artificial. Una empresa hoy es competitiva si tiene un poder de adaptabilidad rápido y una respuesta rápida a las personas, a los empleados, a los clientes. Yo siento que generalmente se aprecia el trabajo que hago en equipo porque siempre nos dicen que tenemos velocidad de respuesta rápida. Vivimos cambiando, asique el que no se adapte queda afuera. 

– ¿Cómo está Argentina posicionada en la nutrición animal?
– Argentina es uno de los países más mascoteros del mundo. De los que tiene más mascotas por habitante del mundo. En cuanto a la nutrición tenemos muchos recursos humanos altamente capacitados, también tenemos ingredientes de altísima calidad. Por ende estamos para competir en el comercio internacional. Estamos a la altura. Pero estamos castigados como otros sectores en el país. Tenemos menos competitividad. Estamos trabando de que bajen las retenciones que tiene la actividad. Tenemos un potencial enorme y podemos traer muchas divisas. Está creciendo el rubro un 3% interanual, pero nos falta todavía y sabemos que podemos. Tenemos el pool de insumos para poder brillar acá y en el mundo. Argentina tiene todo, le falta acomodar algunas medidas y salir a mostrar lo que tenemos. Tengo muchas esperanzas de que este año las cosas se acomoden y reactiven porque la nutrición animal no sólo tiene que ver con los animales, porque pensando en vacas, pollos, cerdos, llega también a los consumidores. 

– ¿Qué es lo que más te gusta de lo que hacés hoy de tu trabajo?
– Lo que más me gusta es que es impredecible. La monotonía me aburre. Todas las mañanas tengo una planificación en la cabeza, y luego el día va transcurriendo más allá de eso que tenía planificado. Mi trabajo es eso. Gerenciar tiene parte de resolver distintas cuestiones en el día de distinta índole. Nada es igual. Puedo salir de un tema de formulación de la nutrición y después ir a negociar con un proveedor la compra de insumos o encontrarme con un problema en la línea de producción. Y eso me mantiene motivada. El desafío constante y diario me atrae muchísimo.

FUERA DEL SURCO

– ¿Hay alguna actividad que hagas por fuera de tu trabajo en la que busques resetearte?
– Me encanta, me apasiona, entrenar. El ejercicio físico. Al tal punto que entreno dos veces por día. Es mi cable a tierra. Es el momento en el que no estoy conectada al teléfono ni al trabajo. Y lo disfruto mucho. 

– La música marca un perfil de la persona. ¿Qué te gusta?
– Te tengo que decir la verdad: soy un desastre con la música. Si bien escucho con amigos, pero paso por todos los tipos de música: cuarteto, lambada, lo que venga. Incluso a veces hago baile en vez de ir al gimnasio, donde hago musculación y levantamiento de pesas, voy a bailar y pasamos por todos lo ritmos: cuarteto, rock, bachata, y esa soy yo. Me gusta todo. 

– ¿Series o películas? ¿Por dónde vas?
– Elijo acción. Me atraen mucho. No miro series porque soy ansiosa y si empiezo una serie y me gusta, veo un capítulo tras otro y se me va la hora de sueño y al día siguiente estoy rota para llevar adelante mi día. Soy muy activa como te conté, hiperquinética, no puedo estar quieta.

– ¡Y sos de leer?
– Sí, a veces, pero de actualidad, porque uno de los desafíos laborales es estar aggiornado y al día con lo que está pasando.  

– ¿Algún lugar en el mundo que te haya gustado mucho y recomiendes?
– Gracias a la vida y al universo tuve la posibilidad de conocer un montón de lugares, me gusta viajar y recorrer el país y el mundo. Y a cada lugar le encontré su encanto. Está en cada uno poder descubrir lo que tiene un lugar para darte. Soy una apasionada por conocer culturas, viajar, recorrer mi país. Viajar me apasiona. Si tuviera más tiempo para hacerlo viajaría más. 

Vacaciones06

– ¿Y algún lugar que quieras conocer?
– Sí, totalmente, en reto personal, el norte argentino. Salta, por ejemplo. 

– Como cierre, siempre pregunto sobre lguna frase de cabecera, algún dicho, un mensaje…
– Yo les diría que aprecien cada momento de la vida. Aprender a verle la esencia de cada momento. Somos instantes, la vida me golpeó en lo personal, con la pérdida de mi novio, habíamos estado siete años, se fue una persona muy joven, y ahí hice un click. Ahí dije qué rápido podemos irnos, hay que saber disfrutar cada momento, desde la charla con un compañero, con un familiar, en un gimnasio, en un supermercado, cada cosa tiene su magia. Quiero decirle a la gente que disfrute cada segundo, porque estar respirando es el máximo regalo que tenemos. A cada persona con la que me cruzo y puedo se lo digo, disfrutar la vida, y saber disfrutarla es un aprendizaje también. 

MUJERES EN CAMPAÑA

“ELLAS” es una serie de podcasts realizados por Infocampo con mujeres de campo que inspiran por su historia emprendedora, y que cuenta con el acompañamiento de “Mujeres en Campaña”, una iniciativa de New Holland Agriculture que ya tiene un camino recorrido y embajadoras de distintos lugares del país.

La Iniciativa Mujeres en Campaña (MEC) surgió cuando comenzamos a notar que existen muchas mujeres involucradas en el campo con grandes capacidades y que todas teníamos algo en común: la necesidad de compartir experiencias vinculadas al campo y al trabajo rural, nuestro principal objetivo es visibilizar el rol de la mujer rural en cualquiera de sus tareas sea como cliente o como una referente para el sector”, señaló Natalia Álvarez, referente de Marketing New Holland Argentina.

Desde “Mujeres en Campaña” desarrollaron el concepto de “embajadoras” que permite conocer un poco más de cada una en su rubro y, a su vez, difundir cómo trabajan y cómo se sienten.

El objetivo de este maridaje entre ELLAS y Mujeres en Campaña es llegar a mujeres de distintas edades y distintas zonas geográficas. “Nos enorgullece cuando un padre nos comenta que le recomendó a su hija inscribirse en nuestra plataforma para capacitarse y realizar algún curso de los que ofrecemos”, agregó Álvarez.

Desde la plataforma de MEC, se puede acceder a capacitaciones, foros, talleres, entrevistas y contenido de interés, además, cuenta con una Feria de Emprendedoras para dar a conocer los proyectos que lideran las seguidoras.

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