La excepción del impuesto a las ganancias en los aguinaldos “no tiene ningún impacto de fondo”, expresó el economista Carlos Melconian. Y agregó: “Ahora si vos me decís si a un bolsillo entra un mango más, es bueno o es malo. Es bueno y mucho mas a partir de un impuesto que esta totalmente desordenado”.
“El impuesto a las ganancias esta totalmente desordenado a partir de un capricho y por la inflación”, señaló y advirtió que la inflación “desvirtuó el mínimo no imponible y las escalas”. “Ha dejado de ser un impuesto progresivo, tal cual fue creado”, dijo.
“Estas cuestiones medio de limosna, de tanto en tanto no imputar ciertas cosas como las ganancias en el aguinaldo, tiene que ver absolutamente con una actitud politizada del manejo del impuesto”, indicó el economista del PRO.
Para Melconián, la cuestión de fondo del nivel de actividad: sea pisar las importaciones, el acortamiento del crédito o el encarecimiento, sea el valor del poder adquisitivo del salario, que junto al clima de negocio y de la inversión ponen en marcha una economía, de eso no hay nada”. “Es absolutamente claro que el modelo se ha transformado en una cosa aguantadora”, dijo.
Para Melconian, la cuestión de fondo del nivel de actividad: sea pisar las importaciones, el acortamiento del crédito o el encarecimiento, sea el valor del poder adquisitivo del salario, que junto al clima de negocio y de la inversión ponen en marcha una economía, de eso no hay nada”. “Es absolutamente claro que el modelo se ha transformado en una cosa aguantadora”, dijo. Y agregó: Nada tiene que ver esto con una reactivación”
En el mismo sentido, el especialista puntualizó que “el festejo de bajar la inflación a costa de la recesión, es todavía dos dígitos muy alto”.
“Este es un modelo sin salida”, señaló. Y agregó: “El mayor activo del programa se ha convertido en los días que les faltan para terminar”.
“Tanto en nivel de actividad como en ganar reputación, este es un modelo sin salida”, señaló. Y agregó, parafraseando a Clarín, que por eso “el mayor activo del programa se ha convertido en los días que les faltan para terminar”. A su entender es que si fuera un Gobierno que tiene todavía más de cuatro años por delante, “uno se preguntaría cuándo arman el programa”, ahora en cambio es aportar “cuánto aguantan”.