Debido a que ya no hay trabas sanitarias ni legales para llegar al mercado norteamericano, habrían factores económicos y logísticos que dificultarían la concreción de los negocios.
En ese sentido, el presidente del Instituto de Sanidad y Calidad Agropecuaria Mendoza (Iscamen), Leandro Montané, contó que ya fueron aprobados los protocolos para que se concrete la primera exportación. “Solo resta establecer cuáles serán los puntos de control y definir quiénes exportarán”, indicó.
En primera instancia, la inspección podría realizarse en la sede de la United States Department of Agriculture (USDA) de Río Negro, pero los costos logísticos serían algo elevados. Por tanto, se podría pensar en la apertura de una oficina controladora en Mendoza, otra opción complicada también por sus elevados costos.
La segunda tarea, también con elevado nivel de dificultad, es encontrar empresas dispuestas a enviar sus productos al país norteamericano.
“En el sector frutícola se habla de baja rentabilidad. Para ir a Estados Unidos hay que invertir y no cualquiera puede hacerlo. Los productores saben que la venta de mercadería a ese destino dejará poca o ninguna rentabilidad. Por eso es necesario buscar algún otro incentivo además de la ganancia”, comentó el presidente de Iscamen.
En tanto, desde la Asociación de Productores y Exportadores de Frutas Frescas de Mendoza (Aspeff), analizan la creación de un proyecto para enviar frutas a Estados Unidos.
Raúl Aruani, gerente de la entidad, contó que desde la Asociación se formularán algunos embarques que funcionarán como prueba piloto para conocer el mercado. “Asociados de diferentes rubros aportarán algunas cajas para el embarque. Entre todos, formaremos un solo envío que, en caso de fracasar, dejará un impacto mínimo para los productores involucrados”, mencionó el representante de la industria.
En principio, la intención de Aspeff es trabajar con el envío de cerezas, algunos carozos y en caso de ser posible, peras. “Pensamos que son los productos que mayores posibilidades tienen de ser exitosos en Estados Unidos. Somos conscientes de que nuestras manzanas, por citar un ejemplo, no son del agrado de los consumidores norteamericanos”, expresó.
Alberto Carletti, un reconocido productor de cerezas de Mendoza, apoyó el proyecto de la Asociación y coincidió en las posibilidades del producto que él trabaja, pero lamentó las limitaciones que acarrea la actual condición económica de Argentina.
“Es una oportunidad muy buena y concreta. Estados Unidos es un mercado con constante consumo creciente de cerezas. El problema, es que llegar hasta allá implica un costo demasiado grande”, indicó.
Otro punto negativo, es que “EEUU es un mercado muy bien atendido”, reconoció Carletti, por lo que la competencia no se hace menor para ningún producto nacional.
Asimismo, el empresario opinó que “el durazno también tiene buenas chances de llegar a Estados Unidos”.
Sin embargo, observó que quienes trabajan este fruto sufren la caída del consumo contra estación, lo cual dificulta el mantenimiento de rentabilidad en el negocio.
En el caso de la pera, Alberto Carletti no dudó en decir que “los números directamente no dan”.
“Mendoza no está produciendo lo que el mundo necesita. Se abren muchas posibilidades con el buen trabajo fitosanitario, pero tal vez falta mayor planificación desde el punto de vista productivo”, concluyó el productor de cerezas.
Paralelamente, Mario Bustos Carra, gerente general de la Cámara de Comercio Exterior de Cuyo, también marcó puntos a favor y en contra para los productores de Mendoza.
“La estabilidad económica de los empresarios del agro está comprometida por la alta inflación y el tipo de cambio desfavorable, pero aún así no hay que bajar los brazos”, comentó.
Bustos Carra aseguró que la cereza y la pera mendocina tienen excelente aceptación en mercados con mucha competencia como los europeos.
“Son sectores que tienen buena calidad y saben exportar. Se pueden lograr grandes resultados si el Gobierno Nacional establece una política más favorable para las economías regionales”, finalizó.
