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Mercado ruso seguirá abierto a frutas

Gracias a ese acuerdo, en el futuro, si se detectan residuos de plaguicidas por encima de la tolerancia, será el exportador o el productor el excluido, pero la Argentina podrá seguir enviando frutas y hortalizas.

Gracias a ese acuerdo, en el futuro, si se detectan residuos de plaguicidas por encima de la tolerancia, será el exportador o el productor el excluido, pero la Argentina podrá seguir enviando frutas y hortalizas.
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Por Infocampo

La Federación de Rusia es uno de los mejores clientes de la Argentina en materia de frutas.

En los primeros nueve meses del año compró productos por un valor de u$s264 millones, donde el 73% lo conforman peras (28%), limones (27%) y manzanas (18%). Pero en agosto de este año, la exportación corrió riesgo de verse interrumpida. En ese momento las autoridades sanitarias rusas informaron que habían detectado residuos de plaguicidas en distintos productos, por encima del  límite permitido.

El problema consistía en que Rusia utiliza un límite mucho más bajo, 40 veces menos exactamente, que el adoptado por la Argentina y la Unión Europea, que es el que rige para la Organización Mundial del Comercio.

Rusia está queriendo ingresar en esa organización, y de lograrlo en el futuro deberá disciplinarse con las normas utilizadas.Pero en el ínterin sigue manejando límites de 0,005 partes por millón para productos como el clorpirifós, un insecticida utilizado en los montes frutales.

Se trata de un límite de residuos sólo identificable mediante tecnología similar a la utilizada en el caso de los residuos de nitrofuranos en miel (hplc masa masa).

Lo cierto es que Rusia amenazó en ese momento con suspender los embarquesde fruta argentina a partir del 1 de octubre.

En nuestro país, el Senasa y la Cancillería comenzaron un trabajo de negociación para rever la medida y lograron una prórroga hasta el 1 de diciembre, mientras discutían los términos de la continuidad de las operaciones.

Esto se logró, finalmente, mediante un memorando de entendimiento entre los servicios sanitarios de ambos países que permite que el mercado ruso siga abierto. El sistema de aseguramiento fue normado por el Senasa mediante la Resolución 1.171, publicada recientemente.

Por esta resolución, los exportadores son responsables de las exportaciones y deben exigir y presentar de los productores a quienes les compran la fruta y las cámaras de empaque todos los antecedentes sobre los tratamientos aplicados.

Con este sistema, si se llegara a vulnerar los límites, quien quedará  impedido de exportar será el productor o el exportador, según se trate de un mismo producto o de varios productos, pero el mercado seguirá abierto para la Argentina. Los exportadores deberán ser habilitados por el Senasa en un  sistema que se asemeja al prelisting de frigoríficos para exportar carne a la Unión Europea. La nueva modalidad comenzará a regir el 15 de diciembre, luego de la reunión de la presidenta CFK con su par ruso

Controles

Más allá de que los límites de Rusia sean más bajos que los de la UE o la Argentina, la aparición de residuos de insecticidas indica que todavía el sistema de control biológico no está funcionando a pleno. Existe para la producción de peras y manzanas un plan nacional de lucha contra la carpocapsa basada en sistemas de confusión sexual, que prescinde de los agroquímicos. Sin embargo, el sistema no está implementado en toda la superficie y, por otro lado, durante los primeros años de implementación conviven el control biológico con el químico.

De acuerdo con fuentes oficiales, sólo el 40 a 50% de la superficie de montes de frutas de pepita cuenta con control biológico basado en feromonas (confusión sexual).

El programa de supresión de la carpocapsa cuenta con fondeo del Banco Interamericano de Desarrollo.

 

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