“El presidente de la Nación, Néstor Kirchner, reconoció en notas periodísticas concedidas a medios nacionales este fin de semana, que el precio de la carne bajó a niveles razonables, referenciándose en indicadores del INDEC. Por otra parte, la hacienda bajó en promedio un 25 por ciento. En consecuencia, la preocupación oficial por el impacto en la inflación, queda relativizada y no resulta justificable mantener el cierre de la exportación en las condiciones actuales.
La actitud del ruralismo
Al mismo tiempo nuestra entidad, objeto de duras imputaciones en las últimas semanas, siente la necesidad de sostener, con todas las letras, que si bien aquella polémica determinación de Poder Ejecutivo fue intempestiva, no es menor la responsabilidad del ruralismo (CRA y Sociedad Rural Argentina) que el 23 de enero tachó sus firmas de un acuerdo de precios que pudo evitar la reacción oficial que se tradujo en dicha veda. El argumento de algún porcentual menos en las retenciones llevó a esa representación de los grandes ganaderos a retirarse de la mesa de negociaciones. Ubicadas en la necesidad de evitar mayores aumentos de precios en la canasta familiar y de contar con un ámbito donde consensuar políticas para la actividad, la Federación Agraria Argentina y Coninagro mantuvieron su posición favorable al acuerdo.
Si el ruralismo, tan irritado entonces -como cómplice de las políticas neoliberales de los 90 que sacaron del sector a más 100.000 pequeños y medianos productores-, hubiese mantenido su firma en aquel acuerdo, la veda a las exportaciones quizás no hubiese existido.
Levantar la veda
Frente a ello, esta FAA, fundada en las aquellas afirmaciones presidenciales y en su verificación, cotidiana insiste en la necesidad de levantar la suspensión de las exportaciones. Esencialmente, porque el mayor perjuicio lo sufren los pequeños y medianos productores. Por otra parte, resulta incomprensible el daño que sigue ocasionado la restricción a las carnes termo-procesadas que involucran a las vacas de conserva cuyos precios cayeron a valores irrisorios, pese a su nula incidencia en los precios al consumidor y en el índice inflacionario.
Por lo expresado, planteamos concretamente la urgente necesidad de normalizar en forma gradual la exportación de carne vacuna para que aquella decisión oficial deje de afectar a los pequeños y medianos productores, a las pymes industriales y a los trabajadores de la carne.
Mientras tanto, insistimos en que se requieren soluciones de fondo como las que expresa el proyecto ganadero de esta Federación Agraria, consistente en estímulos para aumentar los rodeos de los pequeños y medianos productores a través de un fideicomiso de $1.000 millones anuales, un fondo anticíclico, asistencia técnica y precio mínimo sostén, entre otras medidas propuestas\”.
