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Para el FMI, la economía argentina crecerá un 2,8% en 2017

No obstante, el organismo prevé recesión en 2016 y una inflación del 19,9% para el año que viene.

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Por Infocampo

Las medidas adoptadas por el Gobierno “para corregir los desequilibrios macroeconómicos y las distorsiones microeconómicas en Argentina han mejorado las perspectivas de crecimiento a medio plazo, pero es probable que el ajuste genere una recesión leve en el año 2016”. Así lo señala el último informe sobre Perspectivas Económicas Mundiales dado a conocer hoy en Washington por el Fondo Monetario Internacional. Se prevé una caída de 1% en el producto bruto interno durante el año en curso, pero se anticipa un rebote en 2017, cuando la actividad registraría una suba de 2,8%.

Si bien el trabajo no incluye la proyección de inflación para la Argentina correspondiente al año en curso, sí mantiene un horizonte de precios elevados ya que pronostica un aumento de 19,9% para 2017, según consigna Ámbito.

Si se cumplieran las proyecciones del Fondo y de analistas privados de consultoras locales, Argentina se ubicaría en el tercero o cuarto país con más inflación del mundo, detrás de Venezuela (casi 500%) y Sudán del Sur (más de 200%).

Precisamente, la primera mención sobre la Argentina que aparece en el informe de 230 páginas señala que “los índices de precios de Argentina y Venezuela fueron excluidos” de todas las estadísticas del documento. Cabe recordar que la Argentina fue cuestionada por el FMI al considerar que los cálculos de inflación y de actividad de años anteriores no reflejaban la realidad, diferencia que se encuentra en vía de resolución.

Sin embargo, se mantienen discrepancias con los cálculos que realiza el Fondo. Por caso, para el año pasado el organismo estimó un crecimiento de 1,2%, casi un punto por debajo del 2,1% que recientemente anunciara el INDEC.

Coherente con la recesión que espera el Fondo, las proyecciones de desocupación van en aumento, ya que pasan de 6,5% de la población el año pasado, a 7,8% para el año en curso, con una ligera baja a 7,4% para 2017.

“El crecimiento global continúa, pero a un ritmo crecientemente decepcionante que deja a la economía mundial más expuesta a riesgos negativos”, sostuvo el economista Maurice Obstfeld del FMI al presentar el trabajo. Las nuevas proyecciones contemplan una “ligera” aceleración en el crecimiento este año, al 3,2% (0,1% de avance con relación a 2015) y un ritmo mayor de 3,5%, para 2017.

En este contexto de crecimiento “demasiado bajo por demasiado tiempo”, según la caracterización de Obstfeld, a la Argentina no le toca la mejor parte. Uno de los grandes países que sufrirá una fuerte recesión es Brasil, principal destino de las exportaciones industriales argentinas: el FMI prevé una caída de 3,8% en el año en curso y estancamiento para el próximo.

En tanto, para China, país determinante del comportamiento del precio de las materias primas, se prevé que continúe la desaceleración del crecimiento que sería de 6,5% en el presente año y de 6,2% en el próximo, a distancia de las tasas de casi el 10% de aumento que registró en los años noventa y comienzos del siglo.

En este contexto, sin embargo, el Fondo espera que mejore el resultado de la cuenta corriente argentina, que pasaría de un déficit de 2,8% del PIB a 1,7% en el año en curso, aunque volvería a aumentar, a un rojo de 2,2%, el año próximo.

Entre los factores que amenazan a la economía mundial, el Fondo reconoce riesgos financieros y otros de carácter no económico. Sobre los primeros, el documento recuerda que el año comenzó con “turbulencias” financieras. Si bien se observó una recuperación en los últimos meses, se considera que existe el riego de un regreso a una alta volatilidad en los mercados, en medio de una tendencia global al endurecimiento de las condiciones de liquidez. Este fenómeno incluye una salida creciente de capitales de los mercados emergentes, con el riesgo de nuevas devaluaciones de las monedas o de la adopción de medidas proteccionistas.

Con relación a los peligros no económicos, se hace referencia a la violenta inestabilidad que presentan distintos países, entre los que se destaca Siria. La derivación de millones de refugiados, “un desastre desde el punto de vista humanitario”, pone a prueba la capacidad de Europa de mantener abiertas sus fronteras internas, en momentos en que las tensiones crecen por la incidencia del terrorismo, según se señala. En este contexto, el Fondo advierte sobre el crecimiento del “nacionalismo” en Europa y también alerta sobre la “posibilidad real” de una salida de Gran Bretaña de la Unión Europea, una circunstancia que “dañaría a un amplio rango de las relaciones comerciales y de inversiones”.

En otros países desarrollados, entre los que se incluye a los Estados Unidos, se observan reacciones en contra de la integración económica global que podrían “frenar o incluso revertir la tendencia iniciada en la posguerra, hacia un comercio cada vez más abierto”.

Como si todo esto fuera poco, el documento también hace referencia a las dificultades internas que enfrentan distintos países emergentes y a los efectos negativos (por sequías o inundaciones) sobre países de bajos ingresos como consecuencia del fenómeno climático llamado El Niño.

De acuerdo con la visión del Fondo, cuanto más débil sea el crecimiento, mayor será la posibilidad de que se materialicen los riesgos antes señalados, arrastrando al mundo a una situación de “demanda insuficiente como para evitar un bajo crecimiento en un equilibrio deflacionario que algunos economistas han caracterizado de estancamiento secular”, sostuvo Obstfeld.

Además, advierte que en muchos países, la falta de crecimiento de los salarios y la creciente desigualdad en la distribución del ingreso, han creado una sensación de que el crecimiento económico beneficia desproporcionadamente a una elite, reforzando la aparición de políticas nacionalistas.

En este contexto, el FMI considera que la primera tarea es “fortalecer el crecimiento” apelando, entre otras herramientas, a la aplicación de políticas monetarias acomodaticias y a la realización de inversiones en infraestructura.

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