A raíz de la baja en los commodities, la burbuja inmobiliaria comenzó a desinflarse; así, los fondos que habían ingresado en el mercado de granos empezaron a retirarse hacia otras fuentes de carácter más confiable. Algunos especialistas señalan que los bonos del Tesoro estadounidense o el oro serían los posibles destinos que tomen estos fondos. Así las materias primas, no sólo alimentarias, sino también las energéticas tendrán modificaciones. En este sentido, las depreciaciones en algunos granos y el petróleo son un ejemplo.
El del trigo es un caso puntual que tiene dos aristas: por un lado, este retroceso en su precio significa una baja en la facturación de productores, pero por otro, los molineros ven con buenos ojos el fin de esta burbuja ya que tendrán su abastecimiento más equilibrado para 2008/09. A mediados de agosto la tonelada de trigo en Chicago rondaba los u$s353, alrededor de 27% menos que el récord de marzo, cuando el cereal cotizaba a 450 u$s/t.
El Usda había proyectado para la campaña 2008/09 una producción de 671 Mt y un consumo de 650 Mt.
De esta manera se puede observar que habrá stock remanente, lo que también incidiría en una eventual baja del precio.
Con estas condiciones, los especialistas señalan que será difícil que el precio del trigo ronde los mismos valores que la campaña pasada. Por otro lado se mantienen cautos y marcan otros factores que podrían crear mayor agitación. En primer término, y a pesar de que el maíz y la soja también sufrieron retrocesos, hay dos variables que mantienen los paños fríos sobre el tema: el uso de maíz para la fabricación de etanol y la continua demanda de China por la soja. Por otro lado, algunos analistas indican que, aun con una producción mundial récord de trigo, los molineros no obtendrán la calidad suficiente en su producto debido a las condiciones climáticas de cosecha en Europa.
En definitiva, el precio del trigo responderá a variables macroeconómicas.Un dólar débil y preocupación por la inflación llevarían a un aumento repentino de precios.
En contrapartida, un estudio de la Universidad de Illinois afirma que los precios del maíz, trigo y soja se mantendrán en valores elevados durante más de tres décadas. La investigación está basada sobre dos antecedentes a este aumento: la situación tras la Segunda Guerra Mundial, cuando el control de precios se eliminó, y la compra masiva de granos por parte de la Unión Soviética en 1973.
