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“Cómo duele verlas irse a mis vacas”: un duro testimonio, tras otro tambo que cerró en Santa Fe

Alejandra, una productora de Cañada Rosquín, contó sus tristes sensaciones a través de las redes. Trabajó en la actividad durante más de 30 años: “Mis ojos arden de tanto llorar”.

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Por Infocampo

Como es usual cuando se comparten posteos de este tipo, una productora de leche se volvió viral en las últimas horas, luego de que contara a través de la red social X (ex Twitter) su tristeza debido a la decisión que tuvo que tomar de cerrar el tambo en el que trabajó durante más de tres décadas.

“Hoy fue mí último ordeñe. Después de muchos años. Cómo duele verlas irse a mis vacas. No puedo seguir escribiendo”, fue parte del mensaje que publicó Alejandra Badino, una tambera oriunda de Cañada Rosquín (Santa Fe), y que en su perfil se define precisamente como “pequeña productora de leche, tambera” y relata que su “distracción más bella” es “el trabajo, los animales, hacer el tambo, ver el amanecer”.

El posteo fue subido a X el sábado y este lunes ya tenía cerca de 125.000 reproducciones y más de 200 respuestas, en su mayoría de otros productores que le manifestaron su solidaridad y a quienes les comentó un poco más sobre los motivos que la llevaron a esta decisión.

Vale recordar al respecto que la lechería en Argentina desde hace largo tiempo atraviesa un estado de crisis casi permanente, que complica principalmente a los tambos más pequeños que no pueden sostenerse ante las subas de costos y otros factores que complican a la actividad y hacen que solo los establecimientos de mayor escala puedan continuar.

OTRO TAMBO CERRADO

Un caso reciente había sido, en agosto pasado, el de Cristina Coggiola, otra tambera de Colonia Prosperidad (Córdoba) que también había trascendido al publicar una carta en Instagram, contando el cierre del establecimiento que habían iniciado sus abuelos.

La triste carta de una productora que debió cerrar el tambo familiar: “Nos cachetearon de todos lados”

Ahora, Badino entre otros aspectos, describió en las respuestas a quienes le escribieron, que durante más de 30 años ha criado a las vacas que tuvo que dejar ir y que no solo es una cuestión económica sino también que en los últimos años los vaivenes climáticos han complicado aun más la actividad.

Solo el que ama el tambo sabe por lo que estoy pasando, porque si fuera por mí no cerraría, pero no puedo seguir lamentablemente”, enfatizó.

“Mis ojos arden de tanto llorar” y “no poder seguir es muy duro, pero hay que tomar decisiones cuándo ya afecta la salud”, fueron otras de sus respuestas.

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