La inercia de 2001 llevó a que el año 2002 fuera para el sector de la maquinaria agrícola nacional el peor en niveles de facturación de los últimos 20 años: 340 M de dólares en todo concepto. Pero ya el 2003 fue excelente, con 823 M de dólares de facturación y el 2004 fue récord con 998 M de dólares, superando inclusive al año 1997 que también fue muy bueno.
El año 2005 terminó muy bien, con 850 M de dólares de venta, lo que le permitió a todas las empresas del sector consolidar el crecimiento cualitativo en tecnología de proceso y producto, con muy fuertes inversiones en equipamiento tecnológico de manera planificada e integral, que hoy coloca a la industria nacional de maquinaria en un plano de buena competitividad tanto en el mercado interno como a nivel de exportaciones.
Este análisis pertenece a Mario Bragachini, especialista en maquinaria agrícola del Inta Manfredi, Córdoba, quien además agregó que durante 2005, “la Argentina exportó unos 25 M de dólares en maquinaria agrícola a unos 20 países del mundo, pero para 2006, ese valor se incrementará en un 540%, llegando a 160 M de dólares con los 113 M de Venezuela incluidos. Este aumento del nivel de exportación generará más de 1.000 nuevos puestos de trabajo directos en el sector, y otro tanto, indirectos.
“La balanza comercial de la maquinaria agrícola de la Argentina en 2006 seguirá siendo negativa, aunque ahora no se pierde por goleada como en años anteriores”, sostuvo Bragachini.
Existe un futuro muy alentador para las exportaciones, y también en el mercado interno, ya que en los dos rubros más comprometidos -tractores y cosechadoras-, la representatividad en el mercado de la industria nacional creció durante el 2005, siendo del 18% en tractores y del 24% en cosechadoras, lejos de lo ideal pero con una tendencia positiva.
Según el especialista, la Argentina posee una industria de maquinaria agrícola donde las inversiones en tecnología de proceso y producto están en su máxima expresión; no hay empresa que no esté renovando su infraestructura productiva con niveles tecnológicos de excelencia.
Todas están actualizando y mejorando sus productos, con mejores prestaciones y calidad, sin aumentar los costos, y se observa además que muchas de ellas presentan máquinas bajo normas de seguridad Iram, “un camino lógico si se desea exportar con éxito”, indicó Bragachini.
En todos los productos se observa un importante adelanto tecnológico relacionado a la electrónica aplicada, al automatismo de regulación e información de funcionamiento; también, se está trabajando en lograr una mayor estandarización de componentes, una mejor integración industrial con los proveedores, un respeto por las normas de seguridad tanto en lo constructivo como a nivel de producto. Además se están mejorando los niveles de asistencia técnica y posventa, o sea, una mayor profesionalidad en todos los aspectos.
Bragachini indicó que “también en lo referente a la representatividad política y gremial se avanzó mucho y que la Cámara de Fabricantes y otras entidades han mejorado su perfil como entidad al servicio del sector de manera significativa.
