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Qué es la rabia paresiante, el virus que afecta al bovino y que llegó a la zona central

Se trata de una enfermedad transmitida por murciélagos hematófagos y causa la muerte del animal. Por qué se detectó entre San Luis y Córdoba.

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Por Infocampo

Todos los años se alerta sobre la aparición en bovinos de la rabia paresiante o rabia paralisante, como también se conoce a la enfermedad transmitida por murciélagos hematófafos. Justamente, esta semana, se denunció la presencia de la enfermedad, por primera vez en la zona central del país, entre Córdoba y San Luis.

Pero, ¿por qué es importante conocer más sobre esta enfermedad?

Para ello, Infocampo dialogó con Gabriela Calamante, bióloga del Instituto de Biotecnología del INTA Castelar y especializada en el tema. Ella forma parte de un equipo interdisciplinario que está desarrollando una vacuna específica contra esta rabia.

“La rabia paresiante es una patología causada por un virus que transmite un murciélago hematófago a los animales de sangre caliente, como pueden ser vacas, caballos, ovejas o cabras.  Naturalmente, sucede en bovinos por la pasividad que muestra el animal y la falta de reacción ante la mordida del murciélago”, aclara Calamante.

Este virus está presente en la saliva del vampiro y lo transmite al bovino con solo una mordida, más allá que puede morder al mismo animal varias meses. La patología afecta el sistema nervioso del vacuno y es letal, en aquellos animales que no están vacunados. Sin embargo, antes de la muerte, el animal sufre una parálisis. Por eso es que también se conoce a la patología como rabia paralisante. 

“Esta rabia es un tema de salud pública ya que también es una enfermedad zoonótica, es decir, hay riesgo de contagio desde los animales muertos a seres humanos. Para ello, la sangre del bovino infectado debió estar en contacto con una herida del veterinario o de un operario que manipuló al animal fallecido”, advierte Calamante, quien aclara que no se dan casos de esta rabia en humanos desde el año 2008

La rabia paresiante es una enfermedad endémica en el norte del país, tanto en el NEA como en el NOA. Allí es obligatoria la vacunación de los animales en cualquier situación de manejo, extensivo o confinado. Sin embargo, alerta la especialista, lo que se está viendo en los últimos años es que la enfermedad viene bajando hacia el sur del país, obviamente, traída por el murciélago que, al encontrar las condiciones ambientales para su mejor desarrollo –temperaturas y humedad-, se hospeda en nuevas áreas. 

“Esta situación pone en alerta a otras áreas ganaderas, en lo que concierne a la sanidad de los animales. El escenario se configura a partir de que la ganadería se hace más al norte del país y el vampiro baja hacia el sur, y allí confuyen. También genera la necesidad de crear estrategias de inmunización en personas que tienen riesgo de contagio”, dice, a lo que agrega que no se puede eliminar al vampiro porque cumple un rol ambiental fundamental. Asimismo, aconseja, ante dudas sobre la enfermedad, consultar el manual que confeccionó la Sociedad Argentina de Infectología, “Guía para el manejo de Rabia”, el año pasado. 

Por otra parte, la especialista recuerda que la enfermedad “es de denuncia obligatoria, así como la vacunación de los animales en el NEA y NOA, a los animales de feedlot y los de feria”. Muchos campos optan por evitar la denuncia, comenta, porque luego el establecimiento es aislado y el productor no puede mover animales por un lapso de 30 a 60 días.

Sin embargo, hace hincapié en que esto va en contra de los planes de salud integrada que se lleva a cabo desde entidades públicas (Senasa, INTA, el Instituto Malbrán y el Instituto Pasteur), respecto a esta enfermedad.

VACUNA RECOMBINANTE

Calamante es parte de un equipo interdisciplinario, entre INTA y el Malbrán, que viene trabajando hace diez años en la obtención de una vacuna recombinante o biotecnológica para el control de la rabia paresiante. “Se trata de una vacuna vectorizada que solo lleva la proteína inmunogénica contra la rabia y que ofrece protección duradera “, explica la experta. 

Recientemente, agrega, consiguieron el financiamiento para hacer las primeras pruebas en bovinos e iniciar el desarrollo final de la vacuna, que puede demorar de 3 a 5 años más.