La falta de lluvias y los suelos castigados en agosto indicaban que la venta de reproductores sería muy ajustada.Pero las precipitaciones, además de mejorar el estado de ánimo de los productores, tuvieron como efecto más visible una leve mejora en los precios de los toros.El analista de remates Gustavo Mandagarán explicó que, en la provincia de Buenos Aires, los precios de los toros puros controlados se ubicaron en un promedio de $3.500-4.000, mientras que en los toros generales este valor se ubicó sobre los $4.000.
La venta de reproductores de este año se caracterizó por la operatoria en plazos, el ítem pastoreo, y un menor plantel de machos puestos a la venta.
En el apartado plazos, además del clásico pago a 60 y 90 días, los cabañeros ensayaron otra modalidad: en lugar del precio final, se martilló directamente la cuota.
En cuanto al pastoreo, fue moneda corriente que tras la compra del reproductor se pacte entre ambas partes un período de pastoreo en el establecimiento del vendedor.Esta situación fue muy común por la falta de forrajes, y se extendía por plazos comprendidos entre 10 días a un mes, de acuerdo al estado de los lotes.Con respecto a la cantidad de toros puestos a las ventas, el menor stock de hembras hizo que los propietarios de machos pusieran un menor número a la venta.
La principal consecuencia de esta estrategia es que los cabañeros optaron sólo por sus mejores machos. El resto fue comercializado en operaciones particulares.
(Nota publicada en la Edición de hoy del Semanario Infocampo)
