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Renovación para cosechadoras

El Inta Manfredi presentó un trabajo sobre el mercado nacional. Exportaciones e importaciones, producción y los equipos más utilizados fueron algunos de los temas desarrollados.

El Inta Manfredi presentó un trabajo sobre el mercado nacional. Exportaciones e importaciones, producción y los equipos más utilizados fueron algunos de los temas desarrollados.
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Por Infocampo

Del total de los 850 millones de dólares que se invirtieron en maquinaria durante 2005 (se mantendrían para este año), tractores y cosechadoras se llevaron aproximadamente u$s 450 M.

Hay que recordar que después del muy buen año que significó 1997, con una inversión de u$s 913 M, comenzó una caída estrepitosa (devaluación mediante) que llevó a que en 2002 sólo se invirtieran u$s 340 M. En tanto, los u$s 998 M invertidos en 2004 fueron un récord y significaron una recuperación de casi 200% en dos años tras un largo período en el que no se podía renovar los equipos.

Los usuarios de cosechadoras (60% contratistas y 40% productor/contratista) son sin duda los que más invierten, dado que la siembra directa disminuye significativamente el uso de maquinaria, pero los rubros cosecha y poscosecha no sólo no son afectados, sino que se incrementan. Este segmento del mercado también adquiere cabezales girasoleros y maiceros, tanques de gasoil, casillas, tolvas autodescargables, etc. Todo ello asciende a aproximadamente u$s 65 M.

Los datos fueron presentados por el coordinador de los Proyectos Nacionales de Inta Eficiencia de Cosecha y Poscosecha y Agricultura de Precisión, Mario Bragachini, como resumen del año 2005 y pronósticos para la campaña que comienza.

La cifra total de u$s 385 M del rubro cosecha representa el 45% de todo el mercado de maquinaria, y por ello los fabricantes y concesionarios consideran prioritario a este segmento del mercado.

Ese mercado predominado por cosechadoras y tractores todavía es dominado por Brasil a través de empresas multinacionales de muy alto prestigio, con repuestos, concesionarios y asistencia técnica de excelencia. También en este sector participan exitosamente empresas con filiales en EE.UU. y Alemania.

La representatividad de la industria nacional en cosechadoras y tractores, en el 2005, fue del 31% y 18%, respectivamente.

Realidad. Mario Bragachini plantea que “el productor argentino no tiene margen (subsidio), para equivocarse en la compra de la maquinaria, y si bien en alguna oportunidad compra por precio y no por calidad y prestación, el bajo precio, de alguna forma, compensa la inversión”. Frente a esta realidad, Bragachini se pregunta si es suficiente en cantidad y calidad la información técnica recibida por el productor argentino y si los industriales nacionales no tienen nada que mejorar.

La respuesta es contundente: “Falta mucho”. La Argentina importa entre 350 y 450 M de dólares anuales en cosechadoras (170), tractores (180), picadoras (10), pulverizadoras (10), otros (10), y repuestos (10). Hasta 2004 la Argentina no tenía, salvo en casos muy puntuales, una masiva cultura exportadora. En ese aspecto hay mucho por mejorar y aprender.

La Argentina durante el 2005 exportó unos 30 millones de dólares en maquinaria agrícola a unos 20 países del mundo, pero para el 2006, ese valor se incrementará en un 430% llegando a u$s 160 M con los 113 M de Venezuela incluidos. “Este aumento del nivel de exportación generará más de 1.000 nuevos puestos de trabajo directos en el sector, y otro tanto, indirectos”, aseguró Bragachini.

Todavía falta mucho camino por recorrer ya que la balanza comercial de la maquinaria argentina en el 2006 seguirá siendo negativa, aunque ahora no se pierde “por goleada” como en años anteriores, existiendo un futuro muy alentador para las exportaciones y también para el crecimiento en el mercado interno, ya que en los dos rubros más comprometidos -que son tractores y cosechadoras-, la representatividad en el mercado de la industria nacional creció durante el 2005, siendo del 18% en tractores y del 31% en cosechadoras, lejos de lo ideal, pero con una tendencia positiva.

El camino emprendido durante el 2005 es alentador: sumar esfuerzos en misiones privadas con ayuda del Estado, con respaldo tecnológico como valor agregado (transferencia tecnológica integral).

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