Quien lo conoce personalmente, se lo ha cruzado en algún congreso de Aapresid o visitó su campo sabe que José María Borleto es un productor inquieto y preocupado por el crecimiento permanente. En su campo de Pilar (40 km al sureste de Córdoba capital) fue uno de los primeros en hacer siembra directa, usar riego con pivote central (cree que “la intersiembra puede ser uno de los pilares para la incorporación del riego”), y probar los primeros eventos transgénicos de soja y maíz.
En 2006, en oportunidad de una visita a la ciudad de Córdoba nos contó (incluso dibujando los surcos
en un papel) cómo habían planeado intersembrar soja entre maíz en un lote de 50 hectáreas, junto a su socio, Marcelo Barrilli. Durante la campaña 2006/07 plasmaron el trabajo.
Borleto administra unas 1.500 hectáreas entre dos empresas (una a su nombre, con la que siembra 500 ha y otra con una Sociedad Anónima en la que trabaja con 1.000 ha) en campos alquilados en distintas zonas de Córdoba, fundamentalmente Falda del Carmen y Malagueños (al oeste y sur de la provincia).
“El tema clave en el centro de Córdoba es la rotación y aquí, donde generalmente se hacen cuatro de soj y uno de maíz, nosotros para cuidar el suelo preferimos la combinación dos – uno”, explica Borleto. Por esto, el maíz es el principal cultivo en El Paraíso, donde practican una rotación maíz-trigo-soja (se apunta a 33% de maíz y 66% de soja, sobre la cual hace un 20% de trigo).
Un maíz con una cotización elevada como la tuvo a fines de mayo de 2007 (367 $/t comparado con los 610 $/t de la soja) no necesita que la oleaginosa le deje un lugar para que se acurruque en su lote. No obstante, con una cotización más normal como la actual (335 y 835 pesos por tonelada, respectivamente),
la ecuación cierra.
En la parte previa a la siembra se reunieron y discutieron los pormenores de la misma con Industrias Pla (que fabrica un prototipo de intersiembra), el semillero La Tijereta, Alberto Choulet (que diseñó la primera máquina intersembradora), y el equipo de Inta Manfredi. Uno de los objetivos definidos fue conseguir la cosecha adicional, ampliada, especializada y diversificada de carbono.
Diseño y resultados. Se dispuso un sistema de un surco de maíz (a 1,05 m) y dos de soja metidos dentro del maíz (a 30 cm). El maíz se sembró del 2 al 6 de septiembre de 2006, con una densidad de 7 plantas por metro, en la línea a cosecha con una sembradora inteligente Agrometal Inta neumática. La soja se implantó entre el 26 y el 30 de diciembre de 2006 cuando el maíz tenía 1,70 m de altura y en floración con la sembradora prototipo Pla. La densidad fue de 20 a 24 semillas por metro en cada línea. A la fertilización de la siembra de maíz se incorporaron 150 kg/ha de fosfato diamónico (FDA), al voleo, y 10 kg de UAN chorreado en la línea de maíz, más de 80 kg de urea al costado, 150 kg de UAN en 8 hojas y 210 kg de UAN a 11 hojas, ambos chorreados.
La cosecha de maíz se hizo la primera semana de marzo de 2007 y se logró un rendimiento aproximado de 82 qq/ha, “un 65 a 70% del potencial de un maíz a 52 cm en iguales condiciones”. En la cosechadora, se âfabricóâ la trocha a 3,15 m y se âblindóâ, por debajo, el maicero para proteger el cultivo de soja.
La soja, en tanto, logró un rinde de 24 qq/ha, esto es, un 80% de una soja a 52 cm en igual fecha y condicion. “Si este sistema lo aplicamos masivamente en la pampa húmeda y en las zonas con riego, por encima del paralelo 32, en la Argentina podríamos incrementar de 2,8 a 3 millones de ha de maíz, o lo que es más expresivo todavía, de 22 a 25 millones de toneladas extras del cereal por año”, destaca Borleto.
Algo que aún parece utópico. Borleto advierte: “Con un maíz de más de 360 $/t y una relación con la soj de 1,93, no hay intersiembra que sea rentable, pero si pensamos en una relación 2,05 o más la posibilidad de éxito es alta”. Lamentablemente, este año no pudieron acordar con Pla para volver a sembrar por lo que no se pudo repetir el trabajo.