La Sociedad Rural de Río Cuarto pidió al Gobierno nacional que “intente abrir nuevos mercados para la soja argentina transgénica en países que no admitan las interferencias sobre la comercialización que promueve la multinacional”.
El ruralismo cordobés, en concreto, propuso colocar la oleaginosa nacional y sus subproductos en aquellos mercados donde Monsanto tampoco ha patentado el gen resistente a glifosato. “De esta manera, no podría trabar embargo sobre los embarques de nuestro país como ha hecho recientemente en puertos europeos”, remarcó un comunicado.
Para la Rural de Río Cuarto, esta estrategia tendría dos efectos: “a) frustrar las gestiones de Monsanto, y b) desabastecer a Europa de un volumen de soja que necesita sí o sí, por lo que sus gobiernos van a intentar defendernos ante la artera maniobra judicial de Monsanto. En este sentido, se destacó que se hace necesario advertir a los importadores europeos que la Argentina no les venderá si efectúan descuentos para cubrirse de los riesgos derivados de las acciones promovidas por Monsanto”.
Bajo la premisa “no hay mejor defensa que un buen ataque”, la entidad también propuso una campaña internacional “demostrando el abuso de Monsanto de pretender cobro retroactivo sobre soja que no patentó. Y que incluso promovió alentando el uso de la denominada bolsa blanca”.
La base de esta estrategia parecería estar en el convencimiento de la Rural de Río Cuarto de que “es preferible perder antes que arreglar sobre presión como pretende Monsanto”.
Después de reiterar que “la cuestión de fondo será favorable para la Argentina, porque la multinacional no patentó el gen RR”, los ruralistas ratificaron su intención de resistir la compra de productos de Monsanto.
