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Un bombero de pura vocación contra el fuego y las finanzas

Tiene 39 años y hace 25 que trabaja como voluntario en el partido de 25 de Mayo, Buenos Aires. El amor a la comunidad es lo que empuja su actividad, hoy es oficial auxiliar de escuadra y jefe del cuerpo

Tiene 39 años y hace 25 que trabaja como voluntario en el partido de 25 de Mayo, Buenos Aires. El amor a la comunidad es lo que empuja su actividad, hoy es oficial auxiliar de escuadra y jefe del cuerpo
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Por Infocampo

Todo su tiempo, empeño y ganas están puestos en prevenir y apagar incendios rurales. Aunque a veces los números no cierran continúa ayudando a la comunidad que tanto quiere.

¿Cómo fue que comenzó a trabajar como bombero voluntario?

-Todo comenzó cuando tenía 14 años, un amigo me trajo al cuartel y ahí empece con todo a trabajar. Entré casi sin saber lo que era, y me terminó gustando, me aferré a la institución y le tomé mucho cariño a mi trabajo.

¿Cuál fue la reacción de su familia cuando les dijo que iba a ser bombero?

-En un primer momento tuvieron desconfianza. Con el tiempo me apoyaron, sobre todo porque se dieron cuenta de que ser bombero es lo que más me gusta en la vida. Ahora ya se convirtió en algo normal y entienden mi falta de tiempo.

Usted es bombero voluntario, ¿es muy difícil repartir los tiempos y solventar la actividad?

-Sí, pero trato de administrarme. Me llaman a cualquier hora y largo todo para apagar los incendios. También trabajo como chofer de ambulancia porque mi actividad como bombero no es remunerada y de algo hay que vivir.

Solventamos la institución con rifas y actividades con la comunidad que constantemente nos hace llegar su apoyo y colaboración. Nosotros trabajamos para ellos y eso lo agradecen constantemente.

¿Cómo es el tema de apagar incendios rurales?

-Estamos permanentemente apagando incendios forestales en la zona. En el mes de julio tuvimos un total de 26 incendios donde se quemaron 250 hectáreas. Los productores incendian los campos antes de sembrar.

Desafortunadamente, a veces se les va de las manos y no lo pueden controlar, se propagan y cruzan de campo e incendian alambrados, pasturas, en ese momento acudimos nosotros.

¿Hay campañas de prevención para evitarlos?

-Estamos haciendo una campaña para prevenir. El trabajo es constante, día a día queremos concieciar a la gente, no es una tarea sencilla, a veces no miden las consecuencias.

A raíz de las campañas que realizan, ¿mejoró la situación?

-Algo mejoró pero falta mucho por avanzar. Sería bueno que a nivel provincial hubiera una campaña fuerte para capacitar a los bomberos y a los productores. La nuestra es una zona netamente rural, a 240 kilómetros de la Capital Federal, entonces tenemos muchísimo trabajo. Por eso, por nuestra cuenta estamos tratando de hacer una campaña todavía más incentiva para que los productores entiendan y tomen todos los recaudos necesarios.

¿Cómo están las finanzas del cuartel, es muy difícil mantener la institución?

-Es realmente un trabajo muy arduo. Ahora con la sequía tenemos mucha actividad, apagamos alrededor de tres incendios rurales por día y eso afecta enormemente nuestras finanzas. Debemos mantener cinco móviles, la ropa que utilizamos, son todos gastos que hay que afrontar con los pocos recursos con los que contamos. Para colmo todavía no llegó el subsidio del Gobierno, eso nos está matando.

¿A veces no se siente cansado de no sólo luchar contra el fuego sino que también contra los números, no le dan ganas de dejar todo?

-No, nunca. Esto es lo que nos redobla el ánimo. Es un desafío permanente mantener nuestro cuartel. Ser bombero es, sin duda, un desafío permanente con uno mismo. Tenemos que estar siempre con las pilas puestas para poder seguir adelante y cada vez mejor.

Sin dudas lo de usted es vocación pura, ¿le gustaría que sus hijos siguieran su camino?

-Sí claro, los llevo al cuartel, les trasmito mis vivencias y todas las satisfacciones que me dio la profesión.

¿Se acercan chicos nuevos al cuartel para sumarse?

-Sí, muchísimos. En nuestro cuartel funciona una escuela de cadetes de chicos de entre 14 y 18 años. De la escuela salieron diez chicos que ya forman parte de nuestro cuerpo activo. Chicos que quieren sumarse por suerte no nos faltan.

Usted hace 25 años que está en el cuartel, ¿qué siente ahora cuando ve que progresó tanto?

-Hace muy pocos meses que asumí como jefe nuevo del cuartel. Cuando me detengo y veo todo, siento un orgullo tremendo. Ahora en el cargo que me toca ocupar estoy cada vez más comprometido con la comunidad y la institución para que siga progresando. Mi trabajo en el cuartel es mi vida, lo quiero con el alma. Le dedico todo mi tiempo y ganas.

Yanina Otero

Redactora de Infocampo

infocampo@infobae.com

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