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Un productor en acción continúa

Intersiembra soja-girasol. Fertilización azufrada en suelos arenosos. Pasturas salvadoras

Intersiembra soja-girasol. Fertilización azufrada en suelos arenosos. Pasturas salvadoras
infocampo
Por Infocampo

Las aleccionadoras jornadas de AAPRESID se focalizaron la semana pasada en dos regiones y sus problemáticas. Las regionales de Bolívar y Coronel Suárez formularon su diagnóstico de situación, construyendo una vez más el dinámico diccionario agrícola de nuestro país. En Bolívar, la experiencia se centró en ¿cómo manejar la materia orgánica en las lomas arenosas, por su baja capacidad de retención de humedad? y su gran susceptibilidad a perder cobertura, dijo a Infocampo el responsable técnico de las regionales, Joaquín Rabasa. El ingeniero explicó que el manejo del balance de la materia orgánica está orientado a robustecer el aporte de carbono, el que “debería ser mayor a lo que estamos perdiendo”. Así, Rabasa recomendó que ¡§estas lomas no se destinen exclusivamente a la agricultura¡¨ y enfatizó que las pasturas -con la consecuente quietud que le otorgan al suelo- son la base de la estabilidad del ambiente. El especialista completó sus sugerencias con el “uso de cultivos que aporten buenos rastrojos, manejo de la fertilización y tratar de hacer una rotación mixta, con una rotación agrícola corta, con alguna pastura”. En Bolívar, también se observó el comportamiento de la soja a la fertilización con fósforo y azufre.

Si bien el “análisis de suelo para azufrado no cuenta todavía con un método calibrado, en suelos arenosos se evidencia una tendencia de mayor respuesta”, con cantidades de entre 10 y 15 kilos por ha. Sergio Baudaco, en tanto, aclaró que “la inoculación en soja tiene un impacto evidente en los rindes”.

En Coronel Suárez, en tanto, las miradas se concentraron en la intersiembra girasol-soja. “Se siembra girasol a 1,40 m entre líneas y en el espacio que queda se implanta soja, con la intención de tener un doble cultivo estival simultáneo”, narró el ingeniero Daniel Peruzzi, para especificar que el girasol “obtiene el mismo rinde que en una siembra pura a 70, mientras que en la soja hay una disminución, pero se ubica entre 800 y 1.800 kg”. Pero, atención, no se deben implantar más de 35 mil plantas por ha, para “no someter a la soja a un estrés muy elevado”, concluyó.

“Hay que hacer un círculo virtuoso, poner cultivos que aporten carbono, mejorar la humedad, por ende mejorar la productividad y los rindes”, propuso Rabasa, al término de la jornada en Bolívar.

El especialista Jorge González Montaner se refirió en Coronel Suárez a la respuesta del trigo a la fertilización azufrada y al rol benéfico del cloruro de potasio para la sanidad del cultivo.

Marianela Garbini

mgarbini@infocampo.com.ar

Intersiembra soja-girasol. Fertilización azufrada en suelos arenosos. Pasturas salvadoras
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Por Infocampo

Las aleccionadoras jornadas de AAPRESID se focalizaron la semana pasada en dos regiones y sus problemáticas. Las regionales de Bolívar y Coronel Suárez formularon su diagnóstico de situación, construyendo una vez más el dinámico diccionario agrícola de nuestro país. En Bolívar, la experiencia se centró en ¿cómo manejar la materia orgánica en las lomas arenosas, por su baja capacidad de retención de humedad? y su gran susceptibilidad a perder cobertura, dijo a Infocampo el responsable técnico de las regionales, Joaquín Rabasa. El ingeniero explicó que el manejo del balance de la materia orgánica está orientado a robustecer el aporte de carbono, el que “debería ser mayor a lo que estamos perdiendo”. Así, Rabasa recomendó que ¡§estas lomas no se destinen exclusivamente a la agricultura¡¨ y enfatizó que las pasturas -con la consecuente quietud que le otorgan al suelo- son la base de la estabilidad del ambiente. El especialista completó sus sugerencias con el “uso de cultivos que aporten buenos rastrojos, manejo de la fertilización y tratar de hacer una rotación mixta, con una rotación agrícola corta, con alguna pastura”. En Bolívar, también se observó el comportamiento de la soja a la fertilización con fósforo y azufre.

Si bien el “análisis de suelo para azufrado no cuenta todavía con un método calibrado, en suelos arenosos se evidencia una tendencia de mayor respuesta”, con cantidades de entre 10 y 15 kilos por ha. Sergio Baudaco, en tanto, aclaró que “la inoculación en soja tiene un impacto evidente en los rindes”.

En Coronel Suárez, en tanto, las miradas se concentraron en la intersiembra girasol-soja. “Se siembra girasol a 1,40 m entre líneas y en el espacio que queda se implanta soja, con la intención de tener un doble cultivo estival simultáneo”, narró el ingeniero Daniel Peruzzi, para especificar que el girasol “obtiene el mismo rinde que en una siembra pura a 70, mientras que en la soja hay una disminución, pero se ubica entre 800 y 1.800 kg”. Pero, atención, no se deben implantar más de 35 mil plantas por ha, para “no someter a la soja a un estrés muy elevado”, concluyó.

“Hay que hacer un círculo virtuoso, poner cultivos que aporten carbono, mejorar la humedad, por ende mejorar la productividad y los rindes”, propuso Rabasa, al término de la jornada en Bolívar.

El especialista Jorge González Montaner se refirió en Coronel Suárez a la respuesta del trigo a la fertilización azufrada y al rol benéfico del cloruro de potasio para la sanidad del cultivo.

Marianela Garbini

mgarbini@infocampo.com.ar

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