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Una ayuda para los suelos dañados

Técnicos del INTA demostraron que se puede recomponer el suelo y la vegetación dañados por la actividad petrolera a través del uso de especies vegetales nativas.

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Por Infocampo

El resultado surge de un trabajo realizado en la estepa patagónica, una región que tiene como principal actividad económica la explotación petrolera, la cual es promotora de cambios en el relieve, la vegetación y los suelos. A fin de recomponer estos daños, técnicos del INTA Chubut lograron revegetar con éxito los taludes con una técnica de bajo costo y mantenimiento, en un progreso que será explicado por completo en INTA Expone Patagonia, que se realizará del 4 al 6 de octubre en la ciudad de Trelew.

“La erosión en las zonas petroleras es muy severa” ya que se modifica el relieve, pasando de lomas suaves a sitios con pendientes pronunciadas, y el suelo queda en superficie un material inerte, sin estructura ni nutrientes, con poca capacidad de retener humedad y sin cobertura vegetal. Esto limita fuertemente la revegetación natural”, indicó Adriana Beider, especialista en gestión ambiental del INTA Chubut.

En esa línea, Beider destacó la importancia de contar con una cobertura vegetal: “Reduce la velocidad y el impacto de las gotas de lluvia y la consecuente remoción de partículas, nutrientes, semillas y material vegetal, disminuye la erosión del viento y aumenta de infiltración, con mayor disponibilidad de agua para las plantas”.

La técnica de rehabilitación de bajo costo y mantenimiento consiste en revegetar con especies nativas que, con el tiempo, logran establecerse, desarrollarse y reproducirse con éxito en estos ambientes. Esto fue acompañado con otras estrategias tales como el uso de polímeros de retención de humedad y barreras de contención para evitar los deslizamientos, según se informó desde el INTA. “Así, explicó Beider logramos recomponer la cobertura vegetal, a partir de la cual se ponen en funcionamiento procesos ecológicos básicos, como reciclado de nutrientes, incorporación de materia orgánica, retención de humedad en el suelo y la disminución de pérdida de material por agentes erosivos”.

Esta técnica permite restaurar un área y devolverle al sitio un estado similar, no igual, al que había antes del daño, pero compatible con el ambiente, capaz de automantenerse en el tiempo e integrarse al entorno a mediano plazo. Los plantines de las especies utilizadas presentaron porcentajes de supervivencia de entre el 60 por ciento y el 80 por ciento.

Las especies debían ser rústicas, adecuadas al medio y adaptadas a las limitaciones físico-químicas existentes. “Todas estas características las encontramos en las especies nativas, específicamente en Grindelia chiloensis (botón de oro) y Senecio filaginoides (charcao), por ser especies colonizadoras y con alta tasa de crecimiento”, explicó Beider.

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