La introducción en el cultivo de maíz de genes protectores contra la acción de lepidópteros que atacaban al cultivo en su tallo y espiga, como ser barrenador del tallo, diatraea y cogollero, permitió la apertura de la ventana de siembra desde los meses de septiembre a diciembre. Originalmente en cultivos de maíz sin la protección biotecnológica contra insectos, superar la segunda quincena de octubre como fecha de siembra exponía a los cultivos a fuertes ataques de las denominadas plagas. En estos días es muy normal, sin embargo, tener fechas de siembras tardías para maíz, inclusive maíces de segunda, que permiten reducir en forma importante los riesgos climáticos, brindando mayor estabilidad de rendimiento al cultivo.
Pero al atrasar la fecha de siembra, el cultivo entra en estado vegetativo a momentos climáticos favorables para los ataques de hongos, tanto los que atacan hojas, como tallo y raíz.
Uno de los más importantes y que más pérdidas produce es la Roya del Maíz (Puccinia Sorghi), enfermedad endémica en la zona de la Pampa Húmeda, que dependiendo de las condiciones ambientales puede provocar importantes pérdidas. Por otra parte, los complejos de hongos que atacan la base del tallo, son los responsables de un mayor nivel de quebrado y perdidas de rendimiento por plantas y espigas caídas.
En la Jornada Ciencia y Campo realizada en Chapuy por Dupont Agro y ASP, se pudo observar la acción de Stinger® en diferentes cultivares y las ventajas asociadas a su uso.
Stinger® ha demostrado una alta eficacia en el control de Roya de maíz (Puccinia sorghi) y tizón de la hoja (Helminthosporium turcicum). Gracias a la acción y movilidad de la estrobirulina presente en su formulación (picoxystrobin) que prolonga la sanidad de la planta brindando un efecto de Stay green. La movilización de las reservas de hidratos de carbono que se encuentran en la base del tallo a los órganos reproductivos de la planta (espiga) es balanceada, limitando la cantidad de exudados y por lo tanto frenando la acción de hongos saprofitos que atacan a la planta por la parte inferior de la misma, reduciendo significativamente la incidencia de plantas y espigas caídas, reduciendo también fuertemente la posibilidad de granos revolcados, punto fundamental para los usos de maíz como forraje.

