El negocio del vino argentino satisface por su calidad a los paladares más exigentes en más de 120 países del mundo. Ni la crisis financiera internacional logró frenar los envíos desde Argentina hacia el exterior: en 2008 se exportaron vinos (con o sin mención varietal) por más de u$s515,2 M, cuando en 2005, tres años antes, el volumen exportado había sido de u$s261 M, un 93,3% menos que el valor actual.
Este crecimiento fue acompañando la tendencia mundial. Entre los años 70 y 90 se produjo en todo el mundo una fuerte reducción de vinos que llevó, en nuestro país, al abandono de 100.000 ha de vides.
La balanza comenzó a inclinarse a favor de
Guillermo García, presidente del Instituto Nacional de Vitivinicultura, precisó que “la calidad, sobre todo, es lo que destaca a los vinos argentinos en todo el mundo”.
Puertas adentro, el sector vitivinícola movió en 2008 cerca de u$s1.200 M, a pesar de que soportó una leve caída durante el último trimestre del año.
Estos auspiciosos números no repercuten, de la misma manera, en todos los eslabones de la cadena vitícola, compuesta por cerca de 1.000 bodegas, y más de 30.000 productores.
Del total de los actores primarios, la sustentabilidad económica del 80% de los productores podría disminuir si no logran aumentar su rentabilidad y capitalizarse, tal como entre la década del 70 y 90 les pasó a cerca de 10.000 productores de uvas de entre 5 y 15 hectareas.
‘Los observadores externos creen que la vitivinicultura es un negocio 100% exitoso, pero no es así. A pesar del crecimiento sostenido de los últimos años, existen todavía muchos productores pequeños en una situación complicada’, aseveró el titular de
Quizás, el rasgo distintivo de este sector es que todos, tanto industriales como productores y autoridades provinciales, están, desde hace mucho tiempo, ‘sentados a la misma mesa’ del consenso. Éste se refleja en el plan estratégico que el sector tiene hasta 2020.
La situación de los pequeños productores es una de las mayores preocupaciones y el eje de discusión de muchos de esos encuentros.
En base a esto,
Así, los pequeños productores se integrarán a la totalidad de la cadena vitícola a través de una cooperativa o una bodega ya en funcionamiento.
Eduardo Sancho, secretario de
Así, cada grupo se integrará a un plan estratégico. El programa contempla a productores de todas las zonas productivas del país (Mendoza, San Juan,
En el marco de este programa, Coviar, junto con autoridades del BID, están evaluando la posibilidad de crear un fondo fiduciario integrado, entre otros, por los propios productores.
De esta manera, éstos recibirían ingresos por su producción y por la rentabilidad de las bodegas.
Ahí, cerraría el círculo virtuoso. Actualmente, sólo el 20 % de los productores se encuentra integrado a alguna de las 30 cooperativas vitivinícolas. Éstas elaboran los vinos y la entidad madre, Fecovita, se encarga del fraccionamiento y la comercialización. Bajo esta modalidad, se producen por año unos 240 M/litros.
El 80% restante de los productores (24.000) se relacionan en forma directa con las bodegas o empresas trasladistas (reciben la uva, elaboran el vino y le pagan al productor en función de la productividad final).
‘Nuestro sector vive, fundamentalmente, por los vinos cuyo precio no excede los $8, al contrario de lo que cree la mayoría de la gente. Los productos más caros sólo ocupan un porcentaje menor de nuestro negocio’, aseguró Sancho.
Bodegas. Los vinos premiun (cuyo precio externo varía entre los u$s10 y 30) son los que mayores ingresos de dólares generan a las bodegas exportadoras argentinas.
En el ránking nacional de ventas al mundo de 2008, la bodega Catena Zapata lidera la lista con su vino “Álamos” por el que los consumidores externos pagan alrededor de u$s10. La comercialización de este producto le generó a la empresa durante el último año u$s15,6 M.
El segundo puesto en el ránking lo ocupa la bodega Trapiche, con su vino homónimo, con ingresos por un total de u$s14,2 M; y, en tercer lugar, vuelve a posicionarse Catena Zapata con su vino Catena, con ingresos por un total de u$s12,5 M.
Cecilia Razkin, gerente de exportaciones de la bodega Catena Zapata, comentó que, en Estados Unidos, se “creó una moda” con los vinos argentinos. Tal es así, que el 45% de las exportaciones de la bodega tienen como destino ese país.
Según la empresaria mendocina, los vinos argentinos son “la categoría que más creció en comparación con iguales productos del resto del mundo”.
Estados Unidos es el principal receptor de los vinos fraccionados argentinos. En 2008, los envíos crecieron un 35%, desde los 3,3 M hasta los actuales 4,5 M de cajas de 9 litros.
En dólares FOB, se produjo un aumento del 41% desde los u$s103,8 M hasta los actuales u$s146,5 M, según datos de la consultora MRT SA. Canadá y Reino Unido escoltan al líder en la lista de principales exportaciones argentinas.
Gastón García, analista en comercio internacional de MRT SA, explicó que “mantener una tasa de crecimiento sostenido como la que se observa en el rubro de vinos fraccionados en los últimos cinco años, depende hoy de factores internos como la especialización del sector, y de externos como
(Artículo publicado en la edición de hoy Infocampo Semanario)