Las salas de la Bolsa de Comercio de Rosario se colmaron con más de 1.800 productores la semana pasada en el XIV Congreso de
AAPRESID
. Ingenieros agrónomos, investigadores, filósofos, periodistas y curiosos que discutían cómo se gestionan los recursos humanos, cuáles son mejores métodos para paliar las plagas que destruyen las cosechas y cómo hacer sustentable el sistema de siembra directa que agota los nutrientes del suelo en los cultivos. âEs tiempo de disparar ideas, ponerlas en acción, enriquecerlas con el pensamiento experto y multidisciplinarioâ, explicó el presidente de la institución, Jorge Romagnoli. Y concluyó: âla interdisciplina es la base de la sabiduría, que concede una mirada holística y no un saber fragmentadoâ.
¿Cómo se logra ese puntapié inicial?
Dándose cuenta de que una agricultura sustentable no es responsabilidad exclusiva del productor, sino que toda la red debe comprometerse en ello; el propietario de tierras, el productor, el comercio, la industria, los exportadores, el propio consumidor y, por supuesto, el Estado. Hace treinta años, desafiando el paradigma reinante, los primeros lotes de siembra directa provocaron conmoción. Hoy el 70 por ciento de las tierras se cultivan con este sistema. Es decir: 29,6 millones de hectáreas. América del Sur es una de las regiones con mayor potencial de crecimiento para la producción de alimentos en los últimos años. Tenemos la posibilidad de que nuestros productos tengan cada vez mayor presencia en las mesas del mundo.
¿Y qué lo limita?
Faltan políticas claras sostenidas en el tiempo. Las retenciones que establece el Gobierno son contraproducentes porque a la larga genera menos inversiones y, por lo tanto, menos producción. El Gobierno tiene que identificar cuáles son las verdaderas causas de los problemas y de los éxitos. Y, como no lo hace, hoy se vive un clima de hostilidad y confrontación social. El Gobierno tendrá que buscar un camino alternativo para adquirir realmente jerarquía. Los principales limitantes en el agro no son tecnológicos sino contextuales. La falta de previsibilidad afecta la inversión de los productores y por eso mucha de las decisiones de las empresas se toman a corto plazo. Por otro lado, lo que el sector agropecuario aporta al fisco constituye el principal sostén de las cuentas públicas. Sin embargo, las retenciones son un impuesto no coparticipable. Esto es una amenaza a los estados provinciales, a las empresas y a la sociedad que vive en el interior del país.
También hay que tener en cuenta que existe un límite de tierras cultivablesâ¦
Evidentemente, la agricultura tiene un espacio limitado para desarrollarse y, por eso, la variable es aumentar la productividad. Y es allí donde hay que poner el foco, hay mucho por hacer todavía.
¿Qué se está haciendo por el momento?
Hay un manejo integrador de plagas, un mejor aprovechamiento del agua una administración racional de los nutrientes y una intensificación de los cultivos ya que se realizan más cultivos por año en la misma superficie. Son todas cuestiones que nos permitirán incrementar la productividad, o sea, la cantidad de productos logrados por unidad de superficie por año.
¿Y qué innovaciones hay?
En el sector agrícola toda la tecnología que llega posibilita nuevas formas de gerenciar la gestión. Principalmente para establecer nuevas redes comerciales, acceder a participar en otro sector o en otra parte de la cadena agroalimentaria, hay posibilidades de incorporar nuevas tecnología que parecieran estar muy lejos, pero en realidad están al alcance
¿Como cuáles?
El geoposicionamiento satelital que permite monitorear lo que sucede en el suelo prácticamente en el espacio de una baldosa en tiempo real: lo que sucede en las plantas, en la nutrición, en el consumo de agua. Justamente todo este proceso lleva la necesidad de tener cada vez más la mente abierta y la flexibilidad suficiente para permitirle a la gente que participen de nuestras empresas y capacitarse continuamente para ofrecer una mejor performance. Y sobre todo, que se puede actuar en la gestión del ambiente. Ya no tenemos que pensar hoy en lograr cierta cantidad de productos, sino también la calidad del producto logrado es sumamente importante. Y en esto hay que ir un poco más allá para que también haya un valor agregado en el resto de la sociedad a través de la gestión ambiental.
¿Cómo es eso?
Nosotros debemos actuar también gestionando el medio ambiente para que el proceso del producto impacte cada vez menos. Eso se busca con la fertilización, la rotación, el manejo del agua, la aplicación de nutrientes al suelo y aumentar la materia orgánica. De esa forma se reduce el anhídrido carbono de la atmósfera, con lo que se evita que siga incrementando el efecto invernadero. Frente a este problema ambiental del calentamiento global que es producto del gran consumo de energía y de la sociedad industrial, es la agricultura, junto con la forestación, la ganadería y otros rubros, quienes poseen un papel fundamental para revertir ese proceso. En ese sentido es que hay que conocerlo y aplicarlo.
Me dijo de lo que hay que darse cuenta, pero ¿de qué hay que hacerse cargo?
Nos tenemos que hacer cargo de este compromiso de contagiar socialmente a aquellos sectores en los que no logran darse cuenta de cómo están en su propia fuerza empezar a generar un proceso de cambio y de crecimiento. Tenemos la obligación de impulsar a esos sectores para que inicie el camino y no es por vía del asistencialismo, sino por la de la capacitación y de la educación. Para que las futuras clases de dirigentes sean proactivos y entiendan los procesos como suceden y puedan generar riquezas para el bien de la humanidad. La educación, la salud, la desnutrición infantil son elementos esenciales de los que debemos hacernos cargos, porque no nos va a ir bien a nosotros si a los otros les va mal.
Ficha Personal
– Es ingeniero agrónomo.
– A principios de los â70 se hizo cargo de La Lucía, el campo familiar de 190 hectáreas en Monte Buey, al Sudeste de Córdoba.
– Fundó junto a Mario Nardote, Rogelio Fogante y Víctor Trucco, la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (AAPRESID) en 1989 y asumió la presidencia de la institución el 15 de abril de 2004.
Textos: Francisca Valsecchi
Fotos: Gustavo de los Ríos
Publicado en la revista El Federal Nro. 119