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Gordos entrerrianos

En Federal, en el norte de la provincia, el establecimiento El Fierro pasó de producir 80 kilogramos de carne por hectárea a 550, convirtiendo un campo que era de cría en otro de invernada. Mejoró sus pasturas y el manejo, y además multiplicó su producción. Tienen 3.600 vacas en 1200 hectáreas. Eligieron potreros homogéneos que dividieron en parcelas de 30 ha. cada uno y según la época del año los subdividieron para hacerlas más eficiente.

En Federal, en el norte de la provincia, el establecimiento El Fierro pasó de producir 80 kilogramos de carne por hectárea a 550, convirtiendo un campo que era de cría en otro de invernada. Mejoró sus pasturas y el manejo, y además multiplicó su producción. Tienen 3.600 vacas en 1200 hectáreas. Eligieron potreros homogéneos que dividieron en parcelas de 30 ha. cada uno y según la época del año los subdividieron para hacerlas más eficiente.
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Por Infocampo

Mucho se habla de que la invernada sobre base pastoril está desapareciendo. Sin embargo, al norte de Entre Ríos, precisamente en Federal, se logró desarrollar un caso exitoso de engorde en un campo antes dedicado a la cría, mediante el mejoramiento del monte nativo, la innovación tecnológica y la integración empresaria.

Conagro & Asociados, un grupo de profesionales que se dedica a la administración de campos, el diseño y evaluación de proyectos agropecuarios, fue el mentor de este modelo de reconversión ganadera que iniciaron en 2002 y que este año les valió el segundo premio del BBVA Banco Francés.

El proyecto se puso en marcha en el establecimiento El Fierro, de 4.850 hectáreas, en el cual vincularon al propietario del campo con el grupo financiero IB Emprendimientos SRL, mediante un contrato de capitalización al 50% de los kilogramos de carne logrados para cada una de las partes. La administración, el manejo técnico y la comercialización la realiza Conagro, que cobra un porcentaje por el servicio prestado. El capitalizador aportó los insumos, alambrados eléctricos, semillas, fertilizantes, labores de siembra e infraestructura, que se tomaron como kilos de carne pagados por adelantado al propietario del campo. Como primer paso, evaluaron la calidad del pastizal en monte nativo, sometido a pastoreo rotativo con alta carga animal.

Eligieron potreros homogéneos que dividieron en parcelas de 30 hectáreas cada uno y según la época del año los subdividieron para hacer más eficiente la supervivencia de las especies de pastizales naturales. Empezaron trabajando en 300 hectáreas.

En los lotes a mejorar se aplicó una alta carga de vacas de cría (entre 3 a 4 por hectárea) durante enero y febrero para dejar los potreros sin pastos y malezas a través de la ingesta y el pisoteo. “Esto se realizó como una medida ecológica para evitar pulverizar con herbicidas, lo cual dañaría las especies arbóreas del monte nativo”, explicó Sergio De Zorzi, licenciado en Administración Agropecuaria y socio de Conagro.

Luego de las lluvias de marzo/abril realizaron una siembra aérea con 25 kg de raigrás autóctono y 7 kg de lotus nativo, con una fertilización de 50 kg de fosfato diamónico a la siembra y se hizo otra aplicación después del pastoreo.

Con buenas pasturas diseñaron el esquema de trabajo siguiendo cuatro pautas fundamentales: manejo, nutrición, sanidad y genética. “Trabajamos con terneras, que entraban con 160 kg y salían con 350 kg. Elegimos hacer vaquillonas y no novillos, porque el engorde en machos requiere de más tiempo por el desarrollo de su musculatura. En cambio, con este esquema en un periodo de 10 a 12 meses se ven los resultados”, señaló De Zorzi. La carga animal pasó de 0,7 equivalente vaca por hectárea (EV/ha), que tenía el productor entrerriano antes de este proyecto, a 2,4 EV/ha y la producción de carne pasó de 80 kg de carne por ha/año a 550. El planteo prevé también una suplementación compuesta 30% por maíz partido, 70% afrechillo de arroz y otra ración con 30% de sorgo partido. La ración se ubica al 1,50% de peso vivo, dependiendo del estado del animal y la época. En la etapa inicial hasta su adaptabilidad se raciona con 0,50% de la PV en un período creciente de tres semanas hasta llegar al 1 y 1,50% de peso vivo en la etapa final, siempre interactuando con el pasto.

“La rentabilidad financiera para el inversor fue a lo largo de tres campañas altamente positivas ya que a pesar de las restricciones impuestas al mercado cárnico se logró una rentabilidad anual del 29,3% (en tasa nominal anual). Para el propietario del campo la mejora en los ingresos por unidad de superficie fue significativa. Se evaluó el resultado mediante contratos de capitalización con inversores externos y el resultado posible con capital propio. En capitalización pasó de facturar 70 u$s/ha/año a u$s196”, finalizó De Zorzi. En aquellas 300 ha iniciales el proyecto se extendió y actualmente llegaron a 1.500 con una carga de 1.200 animales cada 500 ha, lo que equivale a 3.600 animales totales o 2,4 vacas por unidad de superficie. Además están trabajando en otro campo en Lucas Norte, Villaguay, y analizando replicar el modelo, adaptándose a las características de la zona, en Quimili, Chaco.

Alexia Giménez / agimenez@infocampo.com.ar

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