“Todo bien.” Así resumieron fuentes de la industria molinera local el resultado de la reunión entre funcionarios argentinos y brasileños en torno del comercio bilateral.
De esa forma aventaron versiones que sostenían que las exportaciones de harina podrían verse restringidas.
Es que el producto industrializado argentino vive bajo constante amenaza por parte de los sectores públicos y privados del principal socio del Mercosur, que buscan privilegiar las compras del cereal.
Pero la falla de la cosecha argentina de trigo 2008/09 redujo sensiblemente el saldo exportable. Así es que la molinería brasileña deberá recurrir al grano de origen estadounidense o canadiense, aunque de nuevos proveedores, como Paraguay, de donde piensan adquirir entre 500 y 600.000 toneladas este año.
En lo que hace a la harina, las fuentes de Infocampo señalaron que no habría ninguna anormalidad en el comercio. Según la prensa brasileña, las necesidades de ese país rondan las 4 Mt, de las cuales 2 provendrán de la Argentina.
El ministro de Agricultura, Reinhold Stephanes, sostuvo que su gobierno apuntalará la producción cerealera para reducir la dependencia externa.
Al mismo tiempo, el funcionario cruzó con duras declaraciones a la industria láctea argentina al sostener que su país se convirtió en un “depósito de leche” de la Argentina, que la coloca allí a precios por debajo de mercado.
Stephanes incluso habló de triangulación con la Unión Europea.Presionado por las cooperativas y la industria láctea local, el ministro sostuvo que si bien no están a favor del proteccionismo, tampoco puede ser que las exportaciones crezcan 40% en un año.
Desde la Argentina se le respondió que las empresas que exportan a ese mercado, lo hacen tras haber ganado licitaciones, lo cual incluso es reconocido por los brasileños.
La delegación argentina estuvo encabezada por el secretario de Industria, Fernando Fraguío, y tuvo como contraparte a Iván Ramalho.
